"Teatro de la guerra. Campamento Tuyu-Cué. (De nuestro corresponsal)"
Item
Código de referencia
AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº000
Fechas
04-12-1867
Título/Asunto
"Teatro de la guerra. Campamento Tuyu-Cué. (De nuestro corresponsal)"
Nombre de publicación/Lugar
La Tribuna - Buenos Aires
Alcance y Contenido
Artículo publicado en La Tribuna el 4 de diciembre de 1867, nro. 4152, p. 2, columna 2. Sección: “Teatro de la guerra”. Con fecha del 28 de noviembre y la firma de Tourlourou (seudónimo). Describe la posición y el estado del ejército aliado. Los desertores paraguayos continúan llegando casi a diario. Sospechas de un camino abierto por el enemigo hacia Chaco. Se aguarda el retorno del coronel Correa, que partió en una expedición. El 26 hubo fuego cruzado en Curupaytí. Transcripción de la correspondencia enviada por un espía. Respuesta a críticas por haber sido el hipotético autor de un rumor sobre desinteligencias entre los altos mandos del ejército aliado.
Idioma
Español
Firma /Seudónimo
Tourlourou (Seudónimo de Lucio V. Mansilla)
Nivel de descripción
UD Simple
Volumen y Soporte
1 ejemplar - Digital
Tipología documental
Artículo
Nombre del creador
PIP Mansilla
Nota de investigación
Existencia y localización de originales
Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"
Transcripción
TEATRO DE LA GUERRA
Campamento en Tuyu-Cué.
Noviembre 28 de 1867.
(De nuestro corresponsal.)
Era natural que despues del sangriento com-
bate de Tuyutí vinieran algunos dias de reposo,
de ese reposo que en la guerra es siempre pre-
cursor de grandes sucesos.
Mientras el enemigo continua á gran prisa sus
trabajos de reconcentracion, con el intento, ya
de traernos un ataque por San Solano para
obligarnos á una reconcentracion, ya para em-
bestirnos de nuevo por Tuyutí á fin de conmover
nuestra base de operaciones, ya para retirarse
rompiendo nuestra líneas por entre Tayí y
Laureles, ó por el Chaco, dejando una fuerte
guarnicion en Humaitá, ya para resistir hasta
el último momento dentro de su cuadrilátero;
nosotros continuamos, estrechando el cerco, ro-
busteciendo nuestras posiciones, mandando pe-
queñas espediciones al interior, organizando y re-
concentrando los elementos necesarios para
componer un cuerpo de ejército, que, bajo raras
órdenes del General D. Emilio Mitre op[ilegible]
sobre la Asuncion.
En Tayí, la posicion de los brasileros es ines-
pugnable; nuestras líneas de Tuyu-Cué estan á
cubierto de un golpe de mano; Tuyutí reforzado
y mejor vijilado.
Por la derecha, hemos avanzado considera-
blemente apoderandonos del bosque que corre
paralelamente con el Rio Hondo, —hemos avan-
zado tanto y con tanta osadía, que dias pasados
cien tiradores brasileros llegaron hasa la con-
tra escarpa de Humaitá, sorprendiendo los cen-
tinelas y produciendo allí tal confusion, que obli-
garon al enemigo á tocar generala y á hacer ju-
gar su artillería.
Por su centro, despues de la pequeña sorpre-
sa efectuada sobre los centinelas esteriores de
la legion militar, el enemigo se ha limitado á
mandar sus bomberos, valiéndose de la oscuri-
dad, mientras que nosotros hemos avanzado tres
veces ya sobre sus líneas sin que se atreviera á
salir de ellas. Estando de servicio el 1.°, el co-
mandante Ayala salió de nuestras líneas con
una compañía y se internó en el palmar del
frente, escapándosele un bombero que estaba
encaramado en un yataí. Al dia siguiente, es-
tando de servicio el 12 de linea intentó una
sorpresa sobre las guardias de la primera trin-
chera enemiga, siendo sentido en el momento de
embestirlas.
Cambió algunos tiros y se retiró despues de
haber estado hora y media emboscado sobre la
misma línea enemiga; últimamente, estando de
servicio el 4.° de línea practicó una operacion
nocturna parecida á la anterior.
Por la izquierda, el enemigo ha retirado sus
piquetes avanzados, y nuestra caballeria ocupa,
domina y recorre una zona mucho mas vasta
que antes del asalto de Tuyutí.
Hemos tenido pasados casi todos los dias, —
pasados de Humaitá, por el Rio, nadando dos
horas, —pasados por Curuzú escapados de Cu-
rupaití, —pasados por Tuyutí, —pasadas por
Paso Pucú.
Parece fuera de duda que el enemigo tiene
un camino por el Chaco. Uno de los pasados
de Humaitá asegura que Lopez ha introducido
algun ganado de la otra banda. Esta noticia
concuerda con la declaracion de otro pasado an-
terior que aseguró, que el general Brugués se
habia trasladado al Chaco con algunas fuerzas á
fin de hacer un desmonte y una picada. Yo me
inclino á creer que el objeto principal de la pa-
sada del general Brugués ha sido oponerse á un
desembarco nuestro en el Chaco, operacion que
no se ha realizado aun, pero que se realizará al
fin, —si el enemigo tiene ya un camino por allí
para interceptárselo y si no lo tiene para que no
lo haga, como es indudable que sucederá, pues,
por grandes que sean las dificultades que tengo que vencer, que remedio le queda desde que no
tiene otra válvula de salvacion?
Algunos opinan que la apertura de una via
de comunicacion por el Chaco es obra de Roma-
nos; que los bosques, pantanos y arroyos que
hay que cruzar presentan obstáculos insuperables.
Pero lo repito, si López no tiene mas camino
que el que se abra por el Chaco no son las di-
ficultades las que le harán renunciar á él. Por
otra parte, si se asegura que la costa del Chaco
es tan escabrosa que la planta humana no pue-
de pisar en ella, quien puede decir que aleján-
dose algunas leguas de la margen del Rio Para-
guay, no se halle un camino tan practicable co-
mo el que seguian los Españoles cuando iban de
Corrientes á Salta pasando por Lacangallé y de
Salta a la Asuncion? Lo mismo se decia sobre
la imposibilidad de establecer un tráfico regular
entre Bolivia y el Paraguay; y sin embargo he-
mos visto á las mulas de Salta y Jujuí, destina-
das al Perú, cambiar de rumbo, dirijirse á la
provincia de Chiquitas, Santa Cruz, y de allí
encaminarlas á la Asuncion, cargadas de salí
pólvora, plomo y picote. Cuando peligra la vi-
da y los destinos de la humanidad están en ma-
nos de un caracter enérgico y vigoroso, las dis-
tancias se acortan, las montañas y los pantanos
desaparecen, por decirlo así, de la faz de la tierra.
Napoleon escala los Alpes, San Martin cruza la
cordillera, el General Hornos atraviesa el Chaco
sin mas baqueanos ni brújula que su instinto,
Shermann penetra en los pantanos impasables
por la Carolina del Sud, y pasándolos, ataca por
la espalda al enemigo y lo derrota.
Insisto sobre este punto, porque mientras no
nos sea dado pasar al Chaco con una fuerte co-
lumna ó dominar la márgen izquierda del rio
Paraguay, disminuyen las probabilidades de que
el enemigo sea reducido a la última estremidad,
por el solo hecho de la circunvalacion de sus lí-
neas atrincheradas por el Norte; Este y Sur y
dominio del rio Paraguay hasta el Pilar.
Aun interceptado el camino del Chaco á la
Villeta, Villa Oliva ó la Asuncion, no me asom-
braria que Lopez hallase todavia algun medio
de abastecerse, desde que hemos visto las mulas
vencidas en las ferias de Jujuy ir á parar al Pa-
raguay, desde que es sabido que hay un cami-
no practicable entre la colonia Rivadavia que
existe en la frontera de Salta y Humaitá.
No ha regresado el coronel Correa de
su espedicion, lo que no es estraño, pues, segun
lo dije en mi anterior, despues de llegar á los
Desmochados debia correrse sobre el rio Para-
guay, lo que quiere decir, que cuando vuelva á
su punto de partida, habrá descrito un gran cír-
culo. Hay sin embargo noticias de él por un
bombero que tomó, —el cual declara que del
otro lado del Tebicuarí hay 200 hombres atrin-
cherados, cuya presencia alli, siendo precisos los
pasos de dicho rio, revela el temor de Lopez de
que penetremos en el interior; y esta conjetura
es tanto mas fundada, cuanto que otro pasado
ha declarado que de Humaitá, siguiendo el ca-
mino del Chaco, habia ido un batallon á acanto-
narse en la Villeta.
El 26, tanto la escuadra encorazada como la
de madera, bombardearon incesantemente á Cu-
rupaití, cruzando sus fuegos. Algunos buques de
la primera salieron de su fondeadero de Curuzú,
avanzaron sobre Curupaití, y á juzgar por la di-
reccion en que vemos sus mástiles permanecen
bastante cerca de las baterias enemigas, es de-
cir, en el mismo punto donde se situaron para
bombardearlas. Uno ó dos encorazados descen-
dieron aguas abajo, y situándose entre Humai-
tá y Curupaití mas cerca de este punto, dirijie-
ron sus bombas sobre otro de la costa, que no
contestó. Era sin duda un bombardeo al bosque
donde se dijo últimamente, por un pasado, que
el enemigo tenia una fuerte bateria emboscada.
Hemos sido atacados y calumniados, nos han
llamado burros, venales y fanfarrones, porque
hemos reprobado la actitud de la escuadra enco-
razada despues del pasaje de Curupaití. A los que
nos han acusado y calumniado, como si pudiéra-
mos tener otro interés que no sea el triunfo de las
armas aliadas, los incitamos á reflexionar so-
bre la declaracion de uno de los últimos pasa-
dos, artillero, el cuarto que se ha pasado en
toda la campaña, —que asegura que el dia del
pasaje de Curupaití, Humaitá estaba desguar-
necido, que no tenia en todo mas que cinco ca-
ñones, añadiendo que fué despues del pasaje
que lo guarnecieron, como está ahora, llevando
cañones de Curupaití y de las líneas que tene-
mos al frente.
Esta declaracion, eximiéndome de nuevos co-
mentarios, me justifica plenamente, —salvo que
los admiradores de la escuadra, sus desinteresa-
dos defensores crean, que cinco cañones de mala
muerte, bastarán á detener la formidable armada,
que forzando el paso de Curupaití con los porta-
lones cerrados y blindados, realizó o fatto mais
glorioso de esta guerra.
Ahora nos esplicamos porque produjo tanta
sensacion en la Asuncion el pasaje de Curupaití,
y en le ejército mismo, segun reiteradas decla-
raciones de los pasados. Efectivamente, si la
escuadra habia forzado Curupaití, qué significa-
ba Humaitá?
Las avanzadas orientales hallaron dias pasa-
dos en una palma, dos números de “El Centi-
nela,” papelucho que se publica en la Asuncion.
Contiene curiosas apreciaciones sobre el asalto
de Tuyutí. Una correspondencia, que se supone
escrita por un espia, dice así:
“Pero esto es insignificante en consideracion
“á otros golpes que hemos sufrido, uno tras
“otro, especialmente en Tuyutí, donde han caido
“prisioneros dos de nuestros mejores batallones,
“cañones, banderas y nuestros campamentos y
“viveres han sido incendiados. Ahora estamos
“con los recursos cortados, pues el viejo mar-
“qués que creyó interceptar á Vds. la comuni-
“cacion, espedicionando sobre la villa del Pilar
“donde mandó espedicion sobre espedicion des-
“cuidó el punto de apoyo, que es Tuyutí, y le
“ha salido el tiro por la culata.
“Que chasco! ahora está la alianza en jaque
“por agua y por tierra.
“La cuestion es de estómago, y no sé si los
“negros puedan vivir quince dias con racion de
“paja, pues en estos campos no se encuentra
“otra cosa.”
Por el estilo son las demás apreciaciones de
“El Centinela” embellecido con dos láminas
que representan la una, el modelo de monumen-
to que se debia erijir en conmemoracion de la
jornada de Tuyutí, la otra á Lopez á caballo
pisoteando las armas aliadas.
En la seccion de noticias dice que dos jóve-
nes bolivianas, desean durante su permanencia
en la Asuncion, enseñar la fabricacion del azú-
car, perfeccionando los aparatos y laboratorios;
añade que se va á fundar una escuela de huér-
fanos, y da cuenta en estos términos de una
gran galopa que se bailó el 13: “Anoche hemos
“tenido en los salones improvisados una gran
“galopa en celebridad del triunfo de Tuyutí.—
“Los salones, corredores y la plaza del 14 de
“Mayo estaban llenas de un inmenso gentio, que
“con entusiasmo celebró el nuevo triunfo.”
De una reunion de estranjeros, que por
cierto no seria muy numerosa, se espresa en es-
tos términos que trascribo íntegros, por no
defraudar al público de tan interesante pieza:
El domingo se reunieron en el Club Nacional
las señoras estrangeras con el objeto de hacer
sus últimos arreglos sobre la ofrenda que pre-
paran al Exmo. Sr. Mariscal Lopez. Asistieron
por convites muchas señoras nacionales, el cuer-
po consular y un numeroso concurso de estran-
geros y vecinas: la comision dió cuenta á la
Asamblea de sus trabajos por medio de un me-
morial, y presentó en diseño una hermosa tin-
terera que representa el campo de las Glorias pa-
raguayas, figurando castillos y baterias defendi-
das por cañones que están custodiados por
leones enfurecidos. Del centro se levanta la
figura alegórica de la Patria con una corona en
la mano y ceñida su frente de laureles. Fué
acogido el pensamiento, y se acordó por medio
de una acta que se llevo á cabo á la brevedad
posible.
Muchos discursos siguieron á ese acto, pro-
nunciados por las señoras estrangeras, todas
tendentes á manifestar su gratitud y reconoci-
miento al Exmo. Sr. Mariscal López, despues
de los cuales la señora de Acona invitó á todas
las demás estranjeras para depositar sus coro-
nas y ramos, que traian preparados, ante el
retrato de S. E. que lo habian adornado con
guirnaldas y estas inscripciones: Valor, —Fuer-
za—Paz—Justicia—Victoria—Viva la Repúbli-
ca del Paraguay—Viva el Mariscal Lopez. El
espacioso salon del Club estaba todo él adorna-
do con hermosas coronas. Al frente desde don-
de estaba el busto de S. E. se veia un gran
escudo de los pabellones estrangeros en cuyo
centro estaba colocada la bandera paraguaya.
Al hacer la ofrenda de coronas, la concurrencia
se electrizó y se dieron estrepitosos vivas al
mariscal Lopez y á las damas estrangeras al
son de una música entusiasta. Esta funcion,
que en verdad ha sido de mucho lucimiento é
interés, acabó con un alegre baile que duró has-
ta las dos de la mañana. Reciban las señoras
estrangeras nuestra felicitacion, por un acto que
ha dejado al público muy reconocido.
Una palabra mas sobre Tourlourou.
Cuando el general en gefe del ejército aliado
llegó á Tuyú-Cué, alguien que no recuerdo, hizo
circular por medio de una correspondencia el
rumor de que no existía buena intelijencia entre
los generales aliados; —rumor que yo fui el pri-
mero en desmentir, como es fácil verlo, compul-
sando los diarios de Agosto.
Era cuanto podia hacer en consecuencia.
Pero como no puse por los cuernos de la luna
la habilidad estratéjica del marqués de Caxias,
haciéndole su única justicia á que le creia acree-
dor, sus acólitos empressés, se empeñaron en
hacerme pasar por autor del mismo rumor con-
tradicho por mi, tildándome de que cojeaba del
mismo pié que ellos, en una palabra: llamándo-
me adulon!!
Ha sido inútil que haya dado y siga dando las
pruebas clásicas de independencia personal. Es
necesario que pruge mi pecado capital, y así,
continuar las injurias indiscretas, sin tener el
valor siquiera de nombrarme por mi pseudóni-
mo.
Oportunamente levantaré el guante que me
ha arrojado el caballero á quien me refiero, y
entonces veremos si su entereza vale tanto como
su sinceridad, y entonces veremos si los pala-
ciegos son los que protestan una y mil veces
que escriben de su cuenta, ó los que gozan de
la intimidad de los generales aliados, y son sus
confidentes, honor que yo no revindico para mí,
como lo revindica el que ha escrito esta frase:—
“Hoy que sé de un modo positivo cuanto ha pa-
sado entre los dos (Caxias y Mitre) respecto á
las últimas operaciones, etc, etc”
Es la última vez que me ocuparé de mi per-
sona, limitándome en lo sucesivo á tomar nota
de las gentilezas de algunos corresponsales, que
me asestan sus dardos de atras.
El estado sanitario del ejército argentino no
ha sufrido alteracion sensible; el del ejército
brasilero es menos satisfactorio.
Hemos tenido unos calores atroces. El termó-
metro hablará mas elocuentemente que yo.
Reaumur marcaba ayer á la 1 p. m. al sol 38
grados y 32 á la sombra. Añadiendo que no
corria ni el aire suficiente para mover la arista
de una pluma, vd. tendrá una idea de lo que
nos hemos divertido. Felizmente llueve en este
instante y el ceniciento tinte del cielo nos augu-
ra un temporal.
Tourlourou.
Campamento en Tuyu-Cué.
Noviembre 28 de 1867.
(De nuestro corresponsal.)
Era natural que despues del sangriento com-
bate de Tuyutí vinieran algunos dias de reposo,
de ese reposo que en la guerra es siempre pre-
cursor de grandes sucesos.
Mientras el enemigo continua á gran prisa sus
trabajos de reconcentracion, con el intento, ya
de traernos un ataque por San Solano para
obligarnos á una reconcentracion, ya para em-
bestirnos de nuevo por Tuyutí á fin de conmover
nuestra base de operaciones, ya para retirarse
rompiendo nuestra líneas por entre Tayí y
Laureles, ó por el Chaco, dejando una fuerte
guarnicion en Humaitá, ya para resistir hasta
el último momento dentro de su cuadrilátero;
nosotros continuamos, estrechando el cerco, ro-
busteciendo nuestras posiciones, mandando pe-
queñas espediciones al interior, organizando y re-
concentrando los elementos necesarios para
componer un cuerpo de ejército, que, bajo raras
órdenes del General D. Emilio Mitre op[ilegible]
sobre la Asuncion.
En Tayí, la posicion de los brasileros es ines-
pugnable; nuestras líneas de Tuyu-Cué estan á
cubierto de un golpe de mano; Tuyutí reforzado
y mejor vijilado.
Por la derecha, hemos avanzado considera-
blemente apoderandonos del bosque que corre
paralelamente con el Rio Hondo, —hemos avan-
zado tanto y con tanta osadía, que dias pasados
cien tiradores brasileros llegaron hasa la con-
tra escarpa de Humaitá, sorprendiendo los cen-
tinelas y produciendo allí tal confusion, que obli-
garon al enemigo á tocar generala y á hacer ju-
gar su artillería.
Por su centro, despues de la pequeña sorpre-
sa efectuada sobre los centinelas esteriores de
la legion militar, el enemigo se ha limitado á
mandar sus bomberos, valiéndose de la oscuri-
dad, mientras que nosotros hemos avanzado tres
veces ya sobre sus líneas sin que se atreviera á
salir de ellas. Estando de servicio el 1.°, el co-
mandante Ayala salió de nuestras líneas con
una compañía y se internó en el palmar del
frente, escapándosele un bombero que estaba
encaramado en un yataí. Al dia siguiente, es-
tando de servicio el 12 de linea intentó una
sorpresa sobre las guardias de la primera trin-
chera enemiga, siendo sentido en el momento de
embestirlas.
Cambió algunos tiros y se retiró despues de
haber estado hora y media emboscado sobre la
misma línea enemiga; últimamente, estando de
servicio el 4.° de línea practicó una operacion
nocturna parecida á la anterior.
Por la izquierda, el enemigo ha retirado sus
piquetes avanzados, y nuestra caballeria ocupa,
domina y recorre una zona mucho mas vasta
que antes del asalto de Tuyutí.
Hemos tenido pasados casi todos los dias, —
pasados de Humaitá, por el Rio, nadando dos
horas, —pasados por Curuzú escapados de Cu-
rupaití, —pasados por Tuyutí, —pasadas por
Paso Pucú.
Parece fuera de duda que el enemigo tiene
un camino por el Chaco. Uno de los pasados
de Humaitá asegura que Lopez ha introducido
algun ganado de la otra banda. Esta noticia
concuerda con la declaracion de otro pasado an-
terior que aseguró, que el general Brugués se
habia trasladado al Chaco con algunas fuerzas á
fin de hacer un desmonte y una picada. Yo me
inclino á creer que el objeto principal de la pa-
sada del general Brugués ha sido oponerse á un
desembarco nuestro en el Chaco, operacion que
no se ha realizado aun, pero que se realizará al
fin, —si el enemigo tiene ya un camino por allí
para interceptárselo y si no lo tiene para que no
lo haga, como es indudable que sucederá, pues,
por grandes que sean las dificultades que tengo que vencer, que remedio le queda desde que no
tiene otra válvula de salvacion?
Algunos opinan que la apertura de una via
de comunicacion por el Chaco es obra de Roma-
nos; que los bosques, pantanos y arroyos que
hay que cruzar presentan obstáculos insuperables.
Pero lo repito, si López no tiene mas camino
que el que se abra por el Chaco no son las di-
ficultades las que le harán renunciar á él. Por
otra parte, si se asegura que la costa del Chaco
es tan escabrosa que la planta humana no pue-
de pisar en ella, quien puede decir que aleján-
dose algunas leguas de la margen del Rio Para-
guay, no se halle un camino tan practicable co-
mo el que seguian los Españoles cuando iban de
Corrientes á Salta pasando por Lacangallé y de
Salta a la Asuncion? Lo mismo se decia sobre
la imposibilidad de establecer un tráfico regular
entre Bolivia y el Paraguay; y sin embargo he-
mos visto á las mulas de Salta y Jujuí, destina-
das al Perú, cambiar de rumbo, dirijirse á la
provincia de Chiquitas, Santa Cruz, y de allí
encaminarlas á la Asuncion, cargadas de salí
pólvora, plomo y picote. Cuando peligra la vi-
da y los destinos de la humanidad están en ma-
nos de un caracter enérgico y vigoroso, las dis-
tancias se acortan, las montañas y los pantanos
desaparecen, por decirlo así, de la faz de la tierra.
Napoleon escala los Alpes, San Martin cruza la
cordillera, el General Hornos atraviesa el Chaco
sin mas baqueanos ni brújula que su instinto,
Shermann penetra en los pantanos impasables
por la Carolina del Sud, y pasándolos, ataca por
la espalda al enemigo y lo derrota.
Insisto sobre este punto, porque mientras no
nos sea dado pasar al Chaco con una fuerte co-
lumna ó dominar la márgen izquierda del rio
Paraguay, disminuyen las probabilidades de que
el enemigo sea reducido a la última estremidad,
por el solo hecho de la circunvalacion de sus lí-
neas atrincheradas por el Norte; Este y Sur y
dominio del rio Paraguay hasta el Pilar.
Aun interceptado el camino del Chaco á la
Villeta, Villa Oliva ó la Asuncion, no me asom-
braria que Lopez hallase todavia algun medio
de abastecerse, desde que hemos visto las mulas
vencidas en las ferias de Jujuy ir á parar al Pa-
raguay, desde que es sabido que hay un cami-
no practicable entre la colonia Rivadavia que
existe en la frontera de Salta y Humaitá.
No ha regresado el coronel Correa de
su espedicion, lo que no es estraño, pues, segun
lo dije en mi anterior, despues de llegar á los
Desmochados debia correrse sobre el rio Para-
guay, lo que quiere decir, que cuando vuelva á
su punto de partida, habrá descrito un gran cír-
culo. Hay sin embargo noticias de él por un
bombero que tomó, —el cual declara que del
otro lado del Tebicuarí hay 200 hombres atrin-
cherados, cuya presencia alli, siendo precisos los
pasos de dicho rio, revela el temor de Lopez de
que penetremos en el interior; y esta conjetura
es tanto mas fundada, cuanto que otro pasado
ha declarado que de Humaitá, siguiendo el ca-
mino del Chaco, habia ido un batallon á acanto-
narse en la Villeta.
El 26, tanto la escuadra encorazada como la
de madera, bombardearon incesantemente á Cu-
rupaití, cruzando sus fuegos. Algunos buques de
la primera salieron de su fondeadero de Curuzú,
avanzaron sobre Curupaití, y á juzgar por la di-
reccion en que vemos sus mástiles permanecen
bastante cerca de las baterias enemigas, es de-
cir, en el mismo punto donde se situaron para
bombardearlas. Uno ó dos encorazados descen-
dieron aguas abajo, y situándose entre Humai-
tá y Curupaití mas cerca de este punto, dirijie-
ron sus bombas sobre otro de la costa, que no
contestó. Era sin duda un bombardeo al bosque
donde se dijo últimamente, por un pasado, que
el enemigo tenia una fuerte bateria emboscada.
Hemos sido atacados y calumniados, nos han
llamado burros, venales y fanfarrones, porque
hemos reprobado la actitud de la escuadra enco-
razada despues del pasaje de Curupaití. A los que
nos han acusado y calumniado, como si pudiéra-
mos tener otro interés que no sea el triunfo de las
armas aliadas, los incitamos á reflexionar so-
bre la declaracion de uno de los últimos pasa-
dos, artillero, el cuarto que se ha pasado en
toda la campaña, —que asegura que el dia del
pasaje de Curupaití, Humaitá estaba desguar-
necido, que no tenia en todo mas que cinco ca-
ñones, añadiendo que fué despues del pasaje
que lo guarnecieron, como está ahora, llevando
cañones de Curupaití y de las líneas que tene-
mos al frente.
Esta declaracion, eximiéndome de nuevos co-
mentarios, me justifica plenamente, —salvo que
los admiradores de la escuadra, sus desinteresa-
dos defensores crean, que cinco cañones de mala
muerte, bastarán á detener la formidable armada,
que forzando el paso de Curupaití con los porta-
lones cerrados y blindados, realizó o fatto mais
glorioso de esta guerra.
Ahora nos esplicamos porque produjo tanta
sensacion en la Asuncion el pasaje de Curupaití,
y en le ejército mismo, segun reiteradas decla-
raciones de los pasados. Efectivamente, si la
escuadra habia forzado Curupaití, qué significa-
ba Humaitá?
Las avanzadas orientales hallaron dias pasa-
dos en una palma, dos números de “El Centi-
nela,” papelucho que se publica en la Asuncion.
Contiene curiosas apreciaciones sobre el asalto
de Tuyutí. Una correspondencia, que se supone
escrita por un espia, dice así:
“Pero esto es insignificante en consideracion
“á otros golpes que hemos sufrido, uno tras
“otro, especialmente en Tuyutí, donde han caido
“prisioneros dos de nuestros mejores batallones,
“cañones, banderas y nuestros campamentos y
“viveres han sido incendiados. Ahora estamos
“con los recursos cortados, pues el viejo mar-
“qués que creyó interceptar á Vds. la comuni-
“cacion, espedicionando sobre la villa del Pilar
“donde mandó espedicion sobre espedicion des-
“cuidó el punto de apoyo, que es Tuyutí, y le
“ha salido el tiro por la culata.
“Que chasco! ahora está la alianza en jaque
“por agua y por tierra.
“La cuestion es de estómago, y no sé si los
“negros puedan vivir quince dias con racion de
“paja, pues en estos campos no se encuentra
“otra cosa.”
Por el estilo son las demás apreciaciones de
“El Centinela” embellecido con dos láminas
que representan la una, el modelo de monumen-
to que se debia erijir en conmemoracion de la
jornada de Tuyutí, la otra á Lopez á caballo
pisoteando las armas aliadas.
En la seccion de noticias dice que dos jóve-
nes bolivianas, desean durante su permanencia
en la Asuncion, enseñar la fabricacion del azú-
car, perfeccionando los aparatos y laboratorios;
añade que se va á fundar una escuela de huér-
fanos, y da cuenta en estos términos de una
gran galopa que se bailó el 13: “Anoche hemos
“tenido en los salones improvisados una gran
“galopa en celebridad del triunfo de Tuyutí.—
“Los salones, corredores y la plaza del 14 de
“Mayo estaban llenas de un inmenso gentio, que
“con entusiasmo celebró el nuevo triunfo.”
De una reunion de estranjeros, que por
cierto no seria muy numerosa, se espresa en es-
tos términos que trascribo íntegros, por no
defraudar al público de tan interesante pieza:
El domingo se reunieron en el Club Nacional
las señoras estrangeras con el objeto de hacer
sus últimos arreglos sobre la ofrenda que pre-
paran al Exmo. Sr. Mariscal Lopez. Asistieron
por convites muchas señoras nacionales, el cuer-
po consular y un numeroso concurso de estran-
geros y vecinas: la comision dió cuenta á la
Asamblea de sus trabajos por medio de un me-
morial, y presentó en diseño una hermosa tin-
terera que representa el campo de las Glorias pa-
raguayas, figurando castillos y baterias defendi-
das por cañones que están custodiados por
leones enfurecidos. Del centro se levanta la
figura alegórica de la Patria con una corona en
la mano y ceñida su frente de laureles. Fué
acogido el pensamiento, y se acordó por medio
de una acta que se llevo á cabo á la brevedad
posible.
Muchos discursos siguieron á ese acto, pro-
nunciados por las señoras estrangeras, todas
tendentes á manifestar su gratitud y reconoci-
miento al Exmo. Sr. Mariscal López, despues
de los cuales la señora de Acona invitó á todas
las demás estranjeras para depositar sus coro-
nas y ramos, que traian preparados, ante el
retrato de S. E. que lo habian adornado con
guirnaldas y estas inscripciones: Valor, —Fuer-
za—Paz—Justicia—Victoria—Viva la Repúbli-
ca del Paraguay—Viva el Mariscal Lopez. El
espacioso salon del Club estaba todo él adorna-
do con hermosas coronas. Al frente desde don-
de estaba el busto de S. E. se veia un gran
escudo de los pabellones estrangeros en cuyo
centro estaba colocada la bandera paraguaya.
Al hacer la ofrenda de coronas, la concurrencia
se electrizó y se dieron estrepitosos vivas al
mariscal Lopez y á las damas estrangeras al
son de una música entusiasta. Esta funcion,
que en verdad ha sido de mucho lucimiento é
interés, acabó con un alegre baile que duró has-
ta las dos de la mañana. Reciban las señoras
estrangeras nuestra felicitacion, por un acto que
ha dejado al público muy reconocido.
Una palabra mas sobre Tourlourou.
Cuando el general en gefe del ejército aliado
llegó á Tuyú-Cué, alguien que no recuerdo, hizo
circular por medio de una correspondencia el
rumor de que no existía buena intelijencia entre
los generales aliados; —rumor que yo fui el pri-
mero en desmentir, como es fácil verlo, compul-
sando los diarios de Agosto.
Era cuanto podia hacer en consecuencia.
Pero como no puse por los cuernos de la luna
la habilidad estratéjica del marqués de Caxias,
haciéndole su única justicia á que le creia acree-
dor, sus acólitos empressés, se empeñaron en
hacerme pasar por autor del mismo rumor con-
tradicho por mi, tildándome de que cojeaba del
mismo pié que ellos, en una palabra: llamándo-
me adulon!!
Ha sido inútil que haya dado y siga dando las
pruebas clásicas de independencia personal. Es
necesario que pruge mi pecado capital, y así,
continuar las injurias indiscretas, sin tener el
valor siquiera de nombrarme por mi pseudóni-
mo.
Oportunamente levantaré el guante que me
ha arrojado el caballero á quien me refiero, y
entonces veremos si su entereza vale tanto como
su sinceridad, y entonces veremos si los pala-
ciegos son los que protestan una y mil veces
que escriben de su cuenta, ó los que gozan de
la intimidad de los generales aliados, y son sus
confidentes, honor que yo no revindico para mí,
como lo revindica el que ha escrito esta frase:—
“Hoy que sé de un modo positivo cuanto ha pa-
sado entre los dos (Caxias y Mitre) respecto á
las últimas operaciones, etc, etc”
Es la última vez que me ocuparé de mi per-
sona, limitándome en lo sucesivo á tomar nota
de las gentilezas de algunos corresponsales, que
me asestan sus dardos de atras.
El estado sanitario del ejército argentino no
ha sufrido alteracion sensible; el del ejército
brasilero es menos satisfactorio.
Hemos tenido unos calores atroces. El termó-
metro hablará mas elocuentemente que yo.
Reaumur marcaba ayer á la 1 p. m. al sol 38
grados y 32 á la sombra. Añadiendo que no
corria ni el aire suficiente para mover la arista
de una pluma, vd. tendrá una idea de lo que
nos hemos divertido. Felizmente llueve en este
instante y el ceniciento tinte del cielo nos augu-
ra un temporal.
Tourlourou.
Fecha válida
1867-12-04