"Teatro de la guerra. Campamento Tuyu-Cué"
Item
Código de referencia
AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº000
Fechas
09-10-1867
Título/Asunto
"Teatro de la guerra. Campamento Tuyu-Cué"
Nombre de publicación/Lugar
La Tribuna - Buenos Aires
Alcance y Contenido
Artículo publicado en La Tribuna el 9 de octubre de 1867, nro. 4106, pp. 1-2, columna 8. Sección: “Teatro de la guerra”. Con fecha del 3 de octubre y la firma de Tourlourou (seudónimo). Refiere una victoria fácil y completa de la caballería brasileña por sobre la paraguaya. Cinco oficiales y aproximadamente dos centenares de soldados cayeron prisioneros. Declaran que los vencidos estaban recién llegados desde Asunción.
Idioma
Español
Firma /Seudónimo
Tourlourou (Seudónimo de Lucio V. Mansilla)
Nivel de descripción
UD Simple
Volumen y Soporte
1 ejemplar - Digital
Tipología documental
Artículo
Nombre del creador
PIP Mansilla
Nota de investigación
Existencia y localización de originales
Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"
Transcripción
Campamento Tuyú-Cué,
Octubre 3 de 1867.
Estamos bajo la influencia asoladora del cólera mórbus, siendo hasta ahora los batallones más atacados la 1ra Legión militar, comandante Pipo, y el batallón 12 de la línea comandante Mansilla.
El Dr. Molina presentó días pasados un proyecto de ordenanza, tendiente a prevenir en parte los estragos del terrible flagelo.
Los batallones construyeron a gran prisa ranchos hospitales para reconcentrar en ellos sus coléricos; la tropa ha comenzado a recibir una ración extraordinaria de café, azúcar y caña; las basuras y residuos que no es posible quemar en el día son enterrados al siguiente; los cirujanos no descansan trabajando noche y día sin cesar, con esa abnegación generosa, que al poeta antiguo le hizo exclamar, que un buen médico militar servía mejor a la Republica que un ejército numeroso.
Nadie se queja de su constancia, que rivaliza con su actividad; ni de su ciencia que rivaliza con su humanidad; ni de su fe que rivaliza con los mezquinos médicos de que disponen.
Los más escépticos le ven acercarse a su cabecera con amor; su presencia los conforta, los templa, los anima.
Examinan, exhortan a la fortaleza moral de que ellos son un ejemplo sublime, vivo; recetan y un rayo de esperanza vincula el paciente a la vida.
Hay una hora solemne en la que los más fuertes y orgullosos, lloran como César, en la que la vista del médico es el anestesiólogo por excelencia, -es la hora del dolor.
Hay otra hora tremenda, más solemne que la anterior en la que la mano del médico cuenta los instantes de vida por las pulsaciones, en que la vida hace crisis por decirlo así, -es la hora del colapsus.
El más grande hombre es entonces un enano al lado del practicante más oscuro. Los más fuertes cierran los ojos en ese instante fugitivo creyendo en la acción galvánica de la mano que no sienten ya.
Y si por una acción nerviosa de la vitalidad que lucha y persiste, los párpados se entreabren, dejando ver un último rayo de luz, todavía, y el médico no se ha separado aun de su puesto, flotando entre la ciencia que le dice se va y la esperanza que murmura puede salvarse quizá, y el moribundo o ve, como ve una visión en sueños, la imaginación acaricia todavía un minuto eterno que centuplica los últimos restos de vida.
Cuesta tanto morir, por más que se afecte lo contrario, sobre todo cuando no se ha hecho nada grande, nada útil, nada bueno en pro de la especie humana que sólo el último destello de vida eclipsa el último rayo de esperanza!
Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que no hay nada más horrible que ver uno desaparecer en pocas horas, presa de indescriptibles dolores, los mejores soldados, los que se han batido en cien combates gloriosos, yendo siempre adelante, entreverándose en todas partes en lo más cruento del entrevero, y en todas partes saliendo ilesos.
Hay algo de sublime, de homérico, de majestuoso en un campo de batalla, algo que retempla las fibras, que electriza, que arrastra. Marcha uno adelante, siempre adelante dejando la muerte atrás, viendo por grados la vitoria, soñando despierto con la inmortalidad. Una vez en el fuego, nadie es cobarde. El peligro magnetiza nuestra frágil naturaleza de arcilla. Vencedor o vencido al día siguiente de una batalla recoge uno sus heridos y entierra sus muertos con cierto orgullo inexplicable, con cierto amor y respeto por la humanidad. Es que esos cuerpos inertes, es que esos rostros macilentos, cuya sangre no ha sido restañada aun le han dado a la patria una victoria inmortal o un día imperecedero de gloria. Waterloo, es una página militar tan bella como Austerlitz!
Pero quien es capaz de penetrar en un hospital de coléricos sin cierta repugnancia pavorosa; como ver desfilar las camillas que conducen sus restos anónimos a una huesa de la que todos se alejan temerosos de beber en sus emanaciones la muerte sin experimentar cierta emoción de terror!
Morir de cólera en un hospital o morir al pie de un cañón, todo es morir sin duda. Pero que diferencia entre morir luchando como un hombre por la patria y por la gloria, y morir ésterilmente luchando contra e dolor y la muerte!
Me he engolfado a pesar mío en estas reflexiones.
Es que aunque los estragos que el cólera está haciendo entre nosotros no sean extraordinarios todavía, la imaginación no puede estar tranquila, cuando se sabe que de 309.268 franceses que hicieron campaña de Crimea, sólo 7.500 murieron en el campo de batalla, mientras que de cólera perecieron 11.000; cuando se sabe que, en la misma guerra, el general Jousonf que debía hacer una expedición a Dobroudja, tuvo que renunciar a ella porque el cólera estalló en su columna diezmándola con la rapidez del rayo en el momento mismo de partir.
Al día siguiente del 24 tuvimos un pasado.
Según el López no dio gran importancia a las ventajas adquiridas ese día. Parece que no todos sus batallones se comportaron con igual bizarría, porque en una orden general mencionando el batallón 23 a propósito del combate dijo: que la infantería paraguaya debía seguir siempre el ejemplo del batallón 23 que, pro primera vez se había hallado en el fuego. Los demás detalles que este pasado da no adelantan las noticias que teníamos.
Esta mañana a la hora de la descubierta, veinte y cinco lanceros de Regimiento San Martín atacaron una guardia de caballería enemiga y la hicieron volver caras, matándole quince hombres, en mas de seiscientas varas de persecución, entre ellos el oficial, cuyo kepí, de paño colorado con galón de oro, le fue presentando al general en jefe como trofeo.
Hace días que el enemigo muestra fuerzas considerables de caballería por nuestra derecha. Están regularmente montados, son sin duda los caballos que estaban esperando, según declaración de un pasado y serán aproximadamente dos mil.
Esta fuerza avanzó el 1° en dirección a San Solano, con el objeto aparente de dar de comer a sus caballos. Una columna brasilera de las tres armas se movió sobre ella; la arrolló, persiguiéndola hasta hacerla guarecerse dentro de las líneas atrincheradas y en la persecución los brasileros llegaron a la altura del telégrafo eléctrico, que cortaron en dos partes.
Llegó ayer un parlamentario del campo enemigo preguntando-------------------------------------
Esta originalidad dio lugar a suposiciones sin cuento y como la idea de l paz, no ha desaparecido del todo, en el acto se dijo que eran nuevas proposiciones, por no decir las de Mr. Gould aceptadas al fin. Más tarde se supo que la insistencia de entregar los pliegos al general Victorino no había sido más que una paraguayada, y que eran despacho del Ministro Norte-Americano Mr. Washburn para su colega en Buenos Aires el general Asboth.
Desde esta mañana muy temprano se ha sentido fuego de fusilería y de cañón por la derecha a gran distancia; el día está ventoso, nubes de polvo que se levantan en todas direcciones anublan el horizonte y nada se puede ver desde el mangrullo del Paso Canoa. Más tarde sabremos que ha sido y lo comunicaré a última hora.
Debe ser alguna columna enemiga destacada sobre el Paso Hondo, donde hace días, se dice intenta hacer una fortificación.
Llega en este momento un oficial del E.M., y dice que allí se corre que los brasileros han derrotado a los paraguayos, matándole 600 hombres; pero como oigo el estampido del cañón, me inclino a creer que es una noticia anticipada. Se están batiendo.
A propósito de cañonazos y de cosas que no se ven. No se sabe aun con certeza que fue el cañoneo y fuego de fusilería que se oyó el 26 a la noche. Se dice que los paraguayos intentaron establecer una batería en Curuzú para batir la escuadra de madera, y que fueron desalojados por los fuegos de ésta.
La escuadra encorazada continúa al parecer donde estaba, reposando sobre sus laureles, lanzando metódicamente sus bombas sobre Humaitá y Curupaytí, y esperando sin duda que el ejército de tierra le abra el camino.
Se habla de otra expedición parecida a la que llegó hasta el Pilar; pero cuyo objetivo es más lejano y su dirección más hacia el interior.
Montados como estamos, conociendo como conocemos el camino que conduce al potrero Obella, al paso Tayí, al Pilar, me parece que es perder el tiempo y gastar caballos, repetir las diversiones. Según todos los datos y declaraciones, López ha reconcentrado sus últimos recursos dentro de las líneas atrincheradas de Tuyutí, Tuyu Cué y Humaitá. El país está exhausto y abandonado, quedando muy corto el número de hombres de armas llevar en el interior. Apoderarnos en él cualquier día es empresa fácil de realizar. Pero aparte de que el ejército aliado no puede vivir de los recursos que el dé el Paraguay porque, dado el caso que los tenga, están a mayor distancia que nuestra base de operaciones, el enemigo no está en el corazón del país sino dentro del cuadrilátero de sus fortificaciones.
Dentro del cuadrilátero está el ejército, dentro del cuadrilátero están sus depósitos, dentro del cuadrilátero sus pertenencias de guerra, su pólvora, sus cañones, el gobierno, todo, en fin. Fuera del cuadrilátero no existe sino la miseria, la ruina, la desolación, el terror que se irradia desde el Cuartel General de López en Paso Pucú.
Evitar pues que el enemigo siga aglomerando los pocos elementos de guerra, de manutención, de resistencia que le queden; todo contacto entre López, el pueblo paraguayo, la capital y los pocos hombres adictos que tenga fuera de sus trincheras, me parece más conducente a una solución del problema que expediciones repetidas, posibles, fáciles como ya está demostrado, aunque expuestas, mientras la línea de circunvalación no esté establecida, y tenga al enemigo como tiene una salida terrestre, que le permita lanzar sus columnas detrás de nuestras expediciones a pueblos lejanos, abandonados, cruzando campos desiertos por caminos penosos y desconocidos.
Y establecer nuestra línea de circunvalación es tanto mas urgente cuanto que una vez establecida, desaparecería todo temor de que el enemigo se retirase dejando una fuerte guarnición en Humaitá, y obligándonos a una campaña formal de invasión al interior.
Esta conjetura es de remota realización.
No habiéndose retirado López ya, todo induce a creer que su intención es enterrar su poder bajo los escombros de Humaitá. Pero no es posible prescindir de ella y me he puesto en el caso de que se realizará.
Para llenar los fines indicados, sino totalmente, en su mayor parte al menos, debería abandonarlo San Solano, como punto estratégico. Fortificar el paso Hondo, fortificar el paso Tayí, fortificar el Pilar y escalonar el 1er cuerpo de Ejército brasilero entre Tuyú-Cué, el Paso Hondo, Tayí y el Pilar.
Por qué no se hace esto, que no es una concepción estratégica napoleónica, sino una concepción que salta a la vista en presencia del terreno y de las posiciones enemigas?
Entiendo que porque se conceptúa que el primer cuerpo de ejército brasilero no es bastante fuerte, y porque no queriendo aventurar nada se prefiere esperar, calculando que el tiempo más lo destroza y consume a López que los aliados.
Sin que sea mi intención criticar los planes de la prudencia y de un experto criterio militar, me permitiré decir, que considero las fuerzas aliadas suficientes para realizar sin peligro la circunvalación de las líneas enemigas, fortificándonos en los puntos indicados, único medio de cortarle al enemigo sus comunicaciones terrestres y fluviales o de obligarlo para mantenerlas a sacrificios tales que no tardarían en agotar su ejército.
En la próxima carta completaré mis vistas desde este punto capital.
Termino acompañando un curioso itinerario hallado entre varios papeles tomados en el Pilar.
El puede servir de base para calcular la población del Paraguay, tan exagerada por unos y disminuida por otros.
_Derrotero de las Villas y Partidos del territorio de la República del Paraguay_
_Distrito de la Capital_
1 Catedral
2 Encarnación
3 San Roque
4 Santísima Trinidad
5 Recoleta
6 Lambaré
_Partidos y Villas de costa abajo_
7 San Lorenzo de la Frontera
8 Ipané
9 Villeta
10 Villa Oliva
11 Villa Franca
12 Villa del Pilar y nueve Partidos de Jurisdicción
13 Tacuaras
14 Laureles
15 Isla Umbú
16 Guazucua
17 Pedro Gonzalez
18 Yabebiri
19 San Juan Bautista
20 Curupaití
21 Desmochados
_Partidos y Villas de costa arriba_
22 Limpio
23 Villa occidental
24 Emboscada
25 Arroyos y Esteros
26 Villa del Rosario y un partido de su comprehensión
27 Itacurubí
28 Villa de San Pedro y dos partidos de su comprehensión
29 Lima
30 Tacuatí
31 Villa de Concepción y dos partidos de su comprehensión
32 Horqueta
33 Belen
34 Villa del Salvador
_Partidos y Villas del Interiro_
35 Luque
36 Aregua
37 Itaugna
38 Piraya
39 Altas
40 Atira
41 Tobatí
42 Caacupé
43 Barreto Grande
44 Piribebuy
45 Valenzuela
46 Caragnatay
47 San José de los Arroyos
48 Ajos
49 Carayao
50 San Joaquín
51 San Estanislao
52 Union
53 Yuú
54 Villa de San Isidro
55 Santa Rosa de Lima de Carimbataí
56 Villa de Sgatimi
_Otra fracción de Partidos y Villas del interior:
57 S. Lorenzo del Campo Grande
58 Guarambaré
59 Capiata y dos partidos as de su Jefatura
60 Aldna y Toledo
61 Rojas y Gataití
62 Ita
63 Yaguaron
64 Carapeguá
65 Acabay
66 Quûndi
67 ibiqui
68 Mbuyanei
69 Quiqnió
70 Caapucú
71 Santa María de Misiones
72 San Ignacio
73 Santa Rosa
74 Santiago
75 San Cosme
76 Carmen del Paraná
77 Villa de la Encarnación
78 Trinidad
79 Jesús
80 S. Pedro del Paraná
81 Bobi y Congó
82 Yutí
83 Caazapa
84 S. Juan Nepomuceno.
_Ultima fracción y Villas del interior_
85 Paraguay
86 Ibitimi
87 Itapé
88 Ihacagnacú
89 Villa rica
90 Mbocayati
91 Hiatí
92 Caaguazú
Hasta esta hora que son las 6 P.M. nada sé de lo ocurrido por la derecha.
Ha refrescado el tiempo.
El cólera menos severo que ayer en sus estragos.
Una lluvia y un viento de abajo serían recibidos como una bendición del cielo.
Octubre 3 de 1867.
Estamos bajo la influencia asoladora del cólera mórbus, siendo hasta ahora los batallones más atacados la 1ra Legión militar, comandante Pipo, y el batallón 12 de la línea comandante Mansilla.
El Dr. Molina presentó días pasados un proyecto de ordenanza, tendiente a prevenir en parte los estragos del terrible flagelo.
Los batallones construyeron a gran prisa ranchos hospitales para reconcentrar en ellos sus coléricos; la tropa ha comenzado a recibir una ración extraordinaria de café, azúcar y caña; las basuras y residuos que no es posible quemar en el día son enterrados al siguiente; los cirujanos no descansan trabajando noche y día sin cesar, con esa abnegación generosa, que al poeta antiguo le hizo exclamar, que un buen médico militar servía mejor a la Republica que un ejército numeroso.
Nadie se queja de su constancia, que rivaliza con su actividad; ni de su ciencia que rivaliza con su humanidad; ni de su fe que rivaliza con los mezquinos médicos de que disponen.
Los más escépticos le ven acercarse a su cabecera con amor; su presencia los conforta, los templa, los anima.
Examinan, exhortan a la fortaleza moral de que ellos son un ejemplo sublime, vivo; recetan y un rayo de esperanza vincula el paciente a la vida.
Hay una hora solemne en la que los más fuertes y orgullosos, lloran como César, en la que la vista del médico es el anestesiólogo por excelencia, -es la hora del dolor.
Hay otra hora tremenda, más solemne que la anterior en la que la mano del médico cuenta los instantes de vida por las pulsaciones, en que la vida hace crisis por decirlo así, -es la hora del colapsus.
El más grande hombre es entonces un enano al lado del practicante más oscuro. Los más fuertes cierran los ojos en ese instante fugitivo creyendo en la acción galvánica de la mano que no sienten ya.
Y si por una acción nerviosa de la vitalidad que lucha y persiste, los párpados se entreabren, dejando ver un último rayo de luz, todavía, y el médico no se ha separado aun de su puesto, flotando entre la ciencia que le dice se va y la esperanza que murmura puede salvarse quizá, y el moribundo o ve, como ve una visión en sueños, la imaginación acaricia todavía un minuto eterno que centuplica los últimos restos de vida.
Cuesta tanto morir, por más que se afecte lo contrario, sobre todo cuando no se ha hecho nada grande, nada útil, nada bueno en pro de la especie humana que sólo el último destello de vida eclipsa el último rayo de esperanza!
Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que no hay nada más horrible que ver uno desaparecer en pocas horas, presa de indescriptibles dolores, los mejores soldados, los que se han batido en cien combates gloriosos, yendo siempre adelante, entreverándose en todas partes en lo más cruento del entrevero, y en todas partes saliendo ilesos.
Hay algo de sublime, de homérico, de majestuoso en un campo de batalla, algo que retempla las fibras, que electriza, que arrastra. Marcha uno adelante, siempre adelante dejando la muerte atrás, viendo por grados la vitoria, soñando despierto con la inmortalidad. Una vez en el fuego, nadie es cobarde. El peligro magnetiza nuestra frágil naturaleza de arcilla. Vencedor o vencido al día siguiente de una batalla recoge uno sus heridos y entierra sus muertos con cierto orgullo inexplicable, con cierto amor y respeto por la humanidad. Es que esos cuerpos inertes, es que esos rostros macilentos, cuya sangre no ha sido restañada aun le han dado a la patria una victoria inmortal o un día imperecedero de gloria. Waterloo, es una página militar tan bella como Austerlitz!
Pero quien es capaz de penetrar en un hospital de coléricos sin cierta repugnancia pavorosa; como ver desfilar las camillas que conducen sus restos anónimos a una huesa de la que todos se alejan temerosos de beber en sus emanaciones la muerte sin experimentar cierta emoción de terror!
Morir de cólera en un hospital o morir al pie de un cañón, todo es morir sin duda. Pero que diferencia entre morir luchando como un hombre por la patria y por la gloria, y morir ésterilmente luchando contra e dolor y la muerte!
Me he engolfado a pesar mío en estas reflexiones.
Es que aunque los estragos que el cólera está haciendo entre nosotros no sean extraordinarios todavía, la imaginación no puede estar tranquila, cuando se sabe que de 309.268 franceses que hicieron campaña de Crimea, sólo 7.500 murieron en el campo de batalla, mientras que de cólera perecieron 11.000; cuando se sabe que, en la misma guerra, el general Jousonf que debía hacer una expedición a Dobroudja, tuvo que renunciar a ella porque el cólera estalló en su columna diezmándola con la rapidez del rayo en el momento mismo de partir.
Al día siguiente del 24 tuvimos un pasado.
Según el López no dio gran importancia a las ventajas adquiridas ese día. Parece que no todos sus batallones se comportaron con igual bizarría, porque en una orden general mencionando el batallón 23 a propósito del combate dijo: que la infantería paraguaya debía seguir siempre el ejemplo del batallón 23 que, pro primera vez se había hallado en el fuego. Los demás detalles que este pasado da no adelantan las noticias que teníamos.
Esta mañana a la hora de la descubierta, veinte y cinco lanceros de Regimiento San Martín atacaron una guardia de caballería enemiga y la hicieron volver caras, matándole quince hombres, en mas de seiscientas varas de persecución, entre ellos el oficial, cuyo kepí, de paño colorado con galón de oro, le fue presentando al general en jefe como trofeo.
Hace días que el enemigo muestra fuerzas considerables de caballería por nuestra derecha. Están regularmente montados, son sin duda los caballos que estaban esperando, según declaración de un pasado y serán aproximadamente dos mil.
Esta fuerza avanzó el 1° en dirección a San Solano, con el objeto aparente de dar de comer a sus caballos. Una columna brasilera de las tres armas se movió sobre ella; la arrolló, persiguiéndola hasta hacerla guarecerse dentro de las líneas atrincheradas y en la persecución los brasileros llegaron a la altura del telégrafo eléctrico, que cortaron en dos partes.
Llegó ayer un parlamentario del campo enemigo preguntando-------------------------------------
Esta originalidad dio lugar a suposiciones sin cuento y como la idea de l paz, no ha desaparecido del todo, en el acto se dijo que eran nuevas proposiciones, por no decir las de Mr. Gould aceptadas al fin. Más tarde se supo que la insistencia de entregar los pliegos al general Victorino no había sido más que una paraguayada, y que eran despacho del Ministro Norte-Americano Mr. Washburn para su colega en Buenos Aires el general Asboth.
Desde esta mañana muy temprano se ha sentido fuego de fusilería y de cañón por la derecha a gran distancia; el día está ventoso, nubes de polvo que se levantan en todas direcciones anublan el horizonte y nada se puede ver desde el mangrullo del Paso Canoa. Más tarde sabremos que ha sido y lo comunicaré a última hora.
Debe ser alguna columna enemiga destacada sobre el Paso Hondo, donde hace días, se dice intenta hacer una fortificación.
Llega en este momento un oficial del E.M., y dice que allí se corre que los brasileros han derrotado a los paraguayos, matándole 600 hombres; pero como oigo el estampido del cañón, me inclino a creer que es una noticia anticipada. Se están batiendo.
A propósito de cañonazos y de cosas que no se ven. No se sabe aun con certeza que fue el cañoneo y fuego de fusilería que se oyó el 26 a la noche. Se dice que los paraguayos intentaron establecer una batería en Curuzú para batir la escuadra de madera, y que fueron desalojados por los fuegos de ésta.
La escuadra encorazada continúa al parecer donde estaba, reposando sobre sus laureles, lanzando metódicamente sus bombas sobre Humaitá y Curupaytí, y esperando sin duda que el ejército de tierra le abra el camino.
Se habla de otra expedición parecida a la que llegó hasta el Pilar; pero cuyo objetivo es más lejano y su dirección más hacia el interior.
Montados como estamos, conociendo como conocemos el camino que conduce al potrero Obella, al paso Tayí, al Pilar, me parece que es perder el tiempo y gastar caballos, repetir las diversiones. Según todos los datos y declaraciones, López ha reconcentrado sus últimos recursos dentro de las líneas atrincheradas de Tuyutí, Tuyu Cué y Humaitá. El país está exhausto y abandonado, quedando muy corto el número de hombres de armas llevar en el interior. Apoderarnos en él cualquier día es empresa fácil de realizar. Pero aparte de que el ejército aliado no puede vivir de los recursos que el dé el Paraguay porque, dado el caso que los tenga, están a mayor distancia que nuestra base de operaciones, el enemigo no está en el corazón del país sino dentro del cuadrilátero de sus fortificaciones.
Dentro del cuadrilátero está el ejército, dentro del cuadrilátero están sus depósitos, dentro del cuadrilátero sus pertenencias de guerra, su pólvora, sus cañones, el gobierno, todo, en fin. Fuera del cuadrilátero no existe sino la miseria, la ruina, la desolación, el terror que se irradia desde el Cuartel General de López en Paso Pucú.
Evitar pues que el enemigo siga aglomerando los pocos elementos de guerra, de manutención, de resistencia que le queden; todo contacto entre López, el pueblo paraguayo, la capital y los pocos hombres adictos que tenga fuera de sus trincheras, me parece más conducente a una solución del problema que expediciones repetidas, posibles, fáciles como ya está demostrado, aunque expuestas, mientras la línea de circunvalación no esté establecida, y tenga al enemigo como tiene una salida terrestre, que le permita lanzar sus columnas detrás de nuestras expediciones a pueblos lejanos, abandonados, cruzando campos desiertos por caminos penosos y desconocidos.
Y establecer nuestra línea de circunvalación es tanto mas urgente cuanto que una vez establecida, desaparecería todo temor de que el enemigo se retirase dejando una fuerte guarnición en Humaitá, y obligándonos a una campaña formal de invasión al interior.
Esta conjetura es de remota realización.
No habiéndose retirado López ya, todo induce a creer que su intención es enterrar su poder bajo los escombros de Humaitá. Pero no es posible prescindir de ella y me he puesto en el caso de que se realizará.
Para llenar los fines indicados, sino totalmente, en su mayor parte al menos, debería abandonarlo San Solano, como punto estratégico. Fortificar el paso Hondo, fortificar el paso Tayí, fortificar el Pilar y escalonar el 1er cuerpo de Ejército brasilero entre Tuyú-Cué, el Paso Hondo, Tayí y el Pilar.
Por qué no se hace esto, que no es una concepción estratégica napoleónica, sino una concepción que salta a la vista en presencia del terreno y de las posiciones enemigas?
Entiendo que porque se conceptúa que el primer cuerpo de ejército brasilero no es bastante fuerte, y porque no queriendo aventurar nada se prefiere esperar, calculando que el tiempo más lo destroza y consume a López que los aliados.
Sin que sea mi intención criticar los planes de la prudencia y de un experto criterio militar, me permitiré decir, que considero las fuerzas aliadas suficientes para realizar sin peligro la circunvalación de las líneas enemigas, fortificándonos en los puntos indicados, único medio de cortarle al enemigo sus comunicaciones terrestres y fluviales o de obligarlo para mantenerlas a sacrificios tales que no tardarían en agotar su ejército.
En la próxima carta completaré mis vistas desde este punto capital.
Termino acompañando un curioso itinerario hallado entre varios papeles tomados en el Pilar.
El puede servir de base para calcular la población del Paraguay, tan exagerada por unos y disminuida por otros.
_Derrotero de las Villas y Partidos del territorio de la República del Paraguay_
_Distrito de la Capital_
1 Catedral
2 Encarnación
3 San Roque
4 Santísima Trinidad
5 Recoleta
6 Lambaré
_Partidos y Villas de costa abajo_
7 San Lorenzo de la Frontera
8 Ipané
9 Villeta
10 Villa Oliva
11 Villa Franca
12 Villa del Pilar y nueve Partidos de Jurisdicción
13 Tacuaras
14 Laureles
15 Isla Umbú
16 Guazucua
17 Pedro Gonzalez
18 Yabebiri
19 San Juan Bautista
20 Curupaití
21 Desmochados
_Partidos y Villas de costa arriba_
22 Limpio
23 Villa occidental
24 Emboscada
25 Arroyos y Esteros
26 Villa del Rosario y un partido de su comprehensión
27 Itacurubí
28 Villa de San Pedro y dos partidos de su comprehensión
29 Lima
30 Tacuatí
31 Villa de Concepción y dos partidos de su comprehensión
32 Horqueta
33 Belen
34 Villa del Salvador
_Partidos y Villas del Interiro_
35 Luque
36 Aregua
37 Itaugna
38 Piraya
39 Altas
40 Atira
41 Tobatí
42 Caacupé
43 Barreto Grande
44 Piribebuy
45 Valenzuela
46 Caragnatay
47 San José de los Arroyos
48 Ajos
49 Carayao
50 San Joaquín
51 San Estanislao
52 Union
53 Yuú
54 Villa de San Isidro
55 Santa Rosa de Lima de Carimbataí
56 Villa de Sgatimi
_Otra fracción de Partidos y Villas del interior:
57 S. Lorenzo del Campo Grande
58 Guarambaré
59 Capiata y dos partidos as de su Jefatura
60 Aldna y Toledo
61 Rojas y Gataití
62 Ita
63 Yaguaron
64 Carapeguá
65 Acabay
66 Quûndi
67 ibiqui
68 Mbuyanei
69 Quiqnió
70 Caapucú
71 Santa María de Misiones
72 San Ignacio
73 Santa Rosa
74 Santiago
75 San Cosme
76 Carmen del Paraná
77 Villa de la Encarnación
78 Trinidad
79 Jesús
80 S. Pedro del Paraná
81 Bobi y Congó
82 Yutí
83 Caazapa
84 S. Juan Nepomuceno.
_Ultima fracción y Villas del interior_
85 Paraguay
86 Ibitimi
87 Itapé
88 Ihacagnacú
89 Villa rica
90 Mbocayati
91 Hiatí
92 Caaguazú
Hasta esta hora que son las 6 P.M. nada sé de lo ocurrido por la derecha.
Ha refrescado el tiempo.
El cólera menos severo que ayer en sus estragos.
Una lluvia y un viento de abajo serían recibidos como una bendición del cielo.
Fecha válida
1867-10-09