“Ecos de medio siglo. Cosas de Lucio. Octava entrega”.
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Título/Asunto
Nombre de publicación/Lugar
Alcance y Contenido
Reaparición explícita de la columna, al cabo de los fragmentos dispersos. Este día se centra en dos aspectos: por un lado, la actitud infantil de Lucio (tiene más de cincuenta años pero no es ni será viejo sino que está “condenado a una perpetua infancia”), la cual explica su “enfant terrible” y su inmadurez, pero también su aspecto juvenil; por otro, su carácter paciente, y se plantea la paradoja de que goza en el sufrimiento (ejemplos: su reputación militar y su evidente innecesariedad como Gobernador de Chaco, territorio que no pisa). Finalmente, se muestra su “paciencia” en un cuento de la época de Ranqueles cuando soporta un sapo en la bota durante cuatro días. Los últimos aspectos tienden a provocar a Mansilla, como retándolo -a través de la ironía sobre sus rasgos- a reaccionar ante la burla. En la misma página puede leerse una serie de breves entradas sobre “Lucio”, sin firma y sin título, en la misma línea que días anteriores y en evidente relación con su intención caricaturesca e injuriosa, así como con la columna “Ecos de medio siglo. Cosas de Lucio”. Se abordan: su falta de talento “como escritor y como crítico” y se ironiza con que “como inventor de minas” sí lo tiene; sus entredichos con Aristóbulo del Valle; su relación con Diego de Alvear en el contexto roquista; su pedido de fondos como Gobernador del Chaco; su “eterna crisis de juicio y de bolsillo”.
Idioma
Firma /Seudónimo
Nivel de descripción
Volumen y Soporte
Tipología documental
Nombre del creador
Nota de investigación
Mansilla había sido nombrado por Avellaneda gobernador del Chaco el 28 de octubre de 1878 y sucedió así a Pantaleón Gómez en ese cargo. A esta primera desavenencia entre ambos, que claramente resuena en esta serie de columnas, se suman algunos artículos mordaces de Mansilla acerca del estilo de Aristóbulo del Valle en El pueblo argentino, según reconstruye su biógrafo Enrique Popolizio. Del Valle era un importante colaborador de El Nacional, vinculado por entonces con Gómez, y ese fue el detonante para el comienzo de las columnas Ecos de medio siglo. Cosas de Lucio. Al principio sarcásticas, Mansilla termina por irritarse frente a la injuria con la que escalaban y designa padrinos a Dardo Rocha y Carlos D’Amico, quienes confirman lo que era un secreto a voces: la autoría por parte de Gómez de las columnas. Rocha y D’Amico intentan evitar el duelo pero, luego de un airado intercambio entre Mansilla y Gómez a través de la prensa, finalmente se produce el duelo el 7 de febrero y Mansilla mata a Gómez. Según documenta Popolizio, Mansilla se pronunciaba a través de El pueblo argentino (especialmente los primeros días de febrero de 1880). Por su parte, Gómez lo hacía en El Nacional, precisamente a través de estas columnas, cuya campaña difamatoria era acompañada por otras breves entradas a través de la sección “Sueltos” y se pueden encontrar resonancias también en El libre pensador. En relación con el estilo de las columnas, que se publican entre el 13 de diciembre de 1879 y el 4 de febrero de 1880, el tono irónico busca mostrar, mediante la fórmula “Así es Lucio” o “Cosas de Lucio”, que esa excentricidad es una puesta artificiosa o frívola y el autor parece amonestar su falta de seriedad en todo asunto; la provocación, sin embargo, irá en ascenso entrega a entrega. Es preciso leer este acontecimiento en el contexto del valor otorgado a la fama y sus retóricas, tan importante en LVM, pero también, y de manera más general, del poder de la injuria como afrenta a la reputación en el marco de la noción de honor y de la práctica del duelo a finales del siglo XIX, esto es, el sentido del honor personal (como lenguaje social) y la predisposición a defenderlo mediante un duelo como forma de satisfacción. JG.