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La Justice

Fundado por el republicano radical Georges Clemenceau (que fue también su director) y por Stephen Pichon, La Justice. Journal politique du matin apareció por primera vez el 16 de enero de 1880.
 
De acuerdo con la Histoire Générale de la presse française (dir. Claude Bellanger, Jacques Godechot, Pierre Guiral et Fernand Terrou; Presses Universitaires de France, 1972), La Justice es, dentro de los de pequeña y mediana tirada, uno de los numerosos periódicos políticos considerados “republicanos de izquierda”, los que, en su mayoría, “raramente pudieron conservar la clientela durante mucho tiempo” dado que el juego natural de la política “suscitaba sin cesar nuevos competidores”. Asimismo, fue “un ejemplo excelente de las hojas que no vivían sino para servir de órgano de un hombre político” y cuyas tiradas fueron generalmente bajas (lanzada como una hoja a 10 centavos, luego de la curiosidad que despertaron sus primeros números, no pudo pasar los 10000 ejemplares), “aun cuando su reputación fuera grande y, en ciertas ocasiones, su influencia política considerable”. No fue entonces un diario popular ni lanzó jamás grandes campañas, contentándose con sus “feroces polémicas cotidianas.”
 
Continúa la Histoire Générale de la presse française, Tomo III, p. 368: “La Justice expresaba las ideas de Georges Clemenceau (no necesariamente un gran periodista pero sí un gran director de diarios), y servía a sus simpatías y rencores. Hostil a Gambetta, sobre todo a Jules Ferry y a su política colonial, fue, desde el comienzo, casi socialista pero condenó muy rápidamente las doctrinas de los socialistas. Periódico de progresismo democrático, La Justice luchaba, como lo escribió Camille Pelletan en el primer número, ‘contra las inercias obstinadas y los aplazamientos indefinidos’. Y para graficar la idea de que, no obstante su baja tirada, La Justice fue una potencia”, la Histoire cita luego el testimonio de Adolphe Brisson de 1896: “Esta hoja sin lectores no dejó de ejercer una verdadera dictadura. Se convirtió, gracias a Clemenceau, en un centro de altas influencias. Su director [...] no tenía más que formular un deseo para verlo realizado. Clemenceau llegó a influir en los primeros engranajes del Estado y a intimidar a la diplomacia”. Se señala a menudo también la deuda contraída por Clemenceau para sostener el diario, fundado con dinero de algunos amigos y fondos familiares, lo que lo obligó a vender la mitad de sus acciones al americano Cornelio Herz, más tarde implicado en el escándalo del canal de Panamá de 1892. Sin embargo, Clemenceau había vuelto a comprar esas acciones, de modo que la acusación en su contra, en la Cámara de diputados, era infundada.
 
En cuanto a la figura de Clemenceau, puede verse el capítulo que Paula Bruno le dedica a su visita a la Argentina durante los festejos del Centenario y remitimos a la semblanza de su carrera política que allí se sintetiza: “proveniente de una familia republicana y médico de profesión, había ocupado cargos destacados en la política francesa: alcalde de Montmartre, primero, diputado de la Asamblea Nacional, después, había abogado por la separación de la Iglesia y el Estado y se había opuesto a la expansión colonial de Francia. Su nombre resonó en el contexto del affaire Dreyfus, en tanto redactor de L’Aurore, y se le atribuye la autoría del título del “J’accuse” de Émile Zola. Ocupó los cargos de senador, ministro del interior y llegó a ser presidente del Consejo de Ministros [cuando el Partido Radical ganó las elecciones de 1906]. Al ejercer esta última responsabilidad, su vínculo con las tendencias socialistas se puso en duda y sus decisiones lo convirtieron en un personaje cuestionado –por hechos como la represión de movilizaciones obreras y la reforma y endurecimiento del sistema de policía–. En este contexto, varias figuras anteriormente cercanas o afines a sus ideas políticas, como Jean Jaurès, rompieron relaciones con él. Puesta en duda su reputación por estos hechos y otros asuntos de política interna francesa, dimitió de su cargo en 1909 y se dedicó a dirigir dos periódicos, Le journal du Var y L’homme libre. Su carrera política se relanzaría recién con el estallido de la Primera Guerra Mundial” (“Georges Clemenceau en la Buenos Aires del Centenario de 1910”, en Paula Bruno, coordinadora: Visitas culturales en la Argentina 1898-1936, Biblos, 2014),
 
La entrevista que La Justice le hace a Lucio V. Mansilla, con motivo de la asunción del presidente José Figueroa Alcorta y del nombramiento de Ernesto Bosch como ministro argentino ante Francia, tiene lugar entonces en el período en que Mansilla ya se encuentra instalado definitivamente en París y en que Clemenceau ocupaba nuevamente un lugar relevante en la política francesa./ Sandra Contreras.
 

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