"Recuerdos de Egipto"
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Este artículo está dedicado a Caupolicán Molina, Alejandro Baldéz y Agustín Mariño. A sus treinta años, Lucio Mansilla recuerda su estadía de un mes en Egipto. Aclara que, debido a su juventud no lo hizo como filósofo, observador ni sabio; por lo tanto, las páginas que siguen serán muy diferentes de las escritas por Humboldt. A continuación, describe lo que vio y en ocasiones compara el desierto con la pampa argentina.
En primer lugar, Mansilla se detiene a observar la vestimenta de los beduinos y afirma que, a pesar de su mala fama, el extranjero puede confiar en ellos, describiéndolos como "inofensivos, sobrios y morales" y asegurando que un extranjero puede recorrer el desierto con un beduino como guía "con la misma seguridad con la que se recorre nuestra pampa".
En segundo lugar, Mansilla compara al camello con el caballo, destacando que el primero es más resistente al hambre, la sed y la fatiga. Además, su lana es útil para los tejidos indígenas, similares a los de Catamarca y Santiago. Su leche y carne también son comparables a las de la vaca.
Finalmente, Mansilla resalta y celebra la civilización ilustrada y científica que ha logrado que cuarenta mil trabajadores construyan un ferrocarril de 180 millas y un canal de 90, proyectos que en vano intentaron los faraones, Adriano y Cleopatra. Señala que este nuevo transporte producirá una revolución comercial en el mundo, estrechando los vínculos "entre la civilización del Viejo y Nuevo Mundo, y la barbarie de seiscientos millones de almas que pueblan la India, China, Japón y todas las islas del archipiélago, entreteniendo un comercio cuyas cifras son fabulosas".