"Teatro de la guerra. Campamento Paso Pucú. Correspondencia de "La Tribuna""
Item
Código de referencia
AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº000
Fechas
08-04-1868
Título/Asunto
"Teatro de la guerra. Campamento Paso Pucú. Correspondencia de "La Tribuna""
Nombre de publicación/Lugar
La Tribuna - Buenos Aires
Alcance y Contenido
Artículo publicado en La Tribuna el 8 de abril de 1868, nro. 4255, p. 1, columna 7. Sección: “Teatro de la guerra”. Con fecha del 4 de abril y la firma de Tourlourou (seudónimo). Catorce días desde la retirada del enemigo y sin novedades. Las tropas aliadas pasan el tiempo acondicionando el nuevo campamento. Posible ataque a Humaitá. Información brindada por los últimos “pasados”. El sitio de Humaitá sería un error.
Idioma
Español
Firma /Seudónimo
Tourlourou (Seudónimo de Lucio V. Mansilla)
Nivel de descripción
UD Simple
Volumen y Soporte
1 ejemplar - Digital
Tipología documental
Artículo
Nombre del creador
PIP Mansilla
Existencia y localización de originales
Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"
Transcripción
Teatro de la guerra
Campamento Paso Pucú
Abril 4 de 1868.
Correspondencia de “La Tribuna”.
Hoy hace catorce días que el enemigo evacuó estas lineas, y todavia no hemos acabado de cambiar de campo, ni hemos emprendido ninguna operacion.
Que se hace?
Se dice que nos estamos preparando.
Preparando para qué?
Se dice que para dar un asalto.
Pero, donde estan los ingenieros y zapadores, las piezas de sitio y las baterias de brecha,—he ahi lo que no veo.
Será que se nos quiere hacer asaltar Humaitá, lo mismo que fué asaltado el “Establecimiento”.
No sé lo que será.
Lo único que sé, y no creo que nadie sepa mas, es que el ingeniero argentino Chodasiewiez hace unos cuantos dias se ocupa en medir la distancia que hay de nuestras avanzadas á la trinchera de Humaitá, para darle los datos al Marqués, porque parece que el cuerpo de ingenieros imperial, es tan completo y tan cientifico, que no se ocupa de estas fruslerías.
Mientras tanto, el enemigo que parece dispuesto á hacer una resistencia formal en Humaitá, coloca abatis, hace nuevas zanjas y posos de lobo, dificultando los aproches del terreno.
Eso es lo que hemos ganado con haber venido á establecernos en este campamento, antes de tiempo, como diciendo: esperanos por aquí y preparaos. Del enemigo el consejo, dice el refran. Los paraguayos no lo echan en saco roto.
Mas sea de todo esto lo que fuere, y ya que no se hace nada, salvo que sea algo estar haciendo nuevos ranchos y preparándose uno por las dudas para cuarteles de invierno,—en que se piensa?
Sin tener motivos fundados para ello, me inclino á creer que efectivamente se piensa en lo que se dice, es decir, en un asalto á Humaitá.
Ahora suponiendo, que despues de bien madurada esta gran inspiracion, se resuelva llevarla á cabo, cual será su resultado , cuales sus consecuencias?
Discutiremos esto en mi próxima carta. Me faltan en este momento para hablar con propiedad, algunos datos que tendré dentro de pocos dias.
Anticipo sin embargo, que despues de estar probando que un monitor o un encorazado pueden cruzar las baterías de Humaitá sin ser echados á pique; que despues de habernosenos escapado Lopez con el grueso de su ejército, es un error condenar todo el nuestro á la inmobilidad, porque hay tres ó cuatro mil paraguayos encerrados en aquella plaza. Eso es servir á los fines del enemigo, que al abandonar estas líneas lo ha hecho ya con la conviccion de qu e Humaitá tiene que caer tarde ó temprano, por el hambre o por la fuerza. Lopez no ha evacuado totalmente Humaitá, llevandose sus cañones, echándolos al agua ó utilisándolos y destruyendo el resto de su material, porque ha calculado sobre nuestra imprevision y nuestra lentitud. Humaitá, es un anzuelo; su guarnicion, la carnada que Lopez ha dejado para que nos engolocinemos con ella, en tanto que él, repone tranquilamente su ejército en el interior, organiza y retempla el espíritu del país que lo creyó perdido, preparándolo á la guerra de recursos que todavía no hemos provado. Así, por mangas ó por faldas, resulta segun mi entender que el Marqués ha olvidado este dicho de Napoleon: “una máxima de guerra bien probada, “es la de no hacer lo que quiere el enemigo, “por la sola razon de que ask lo desea, debiendo “por consiguiente evitar el campo de batalla “que el ha reconocido y estudiado, y mucho “cuidado tambien en evitar aquel que él ha for“tificado ó donde se ha retirado.”
Hace tres dias, tuvimos un sargento y un cabo pasados, diciendo que para venirse tuvieron que matar á sus compañeros de la guardia avanzada á que pertenecian, habiendo declarado:
Que el enemigo tiene en Humaitá, tres mil hombres, á saber, mil artilleros, cuatro batallones, que serán mil doscientos ó mil quientos, siendo el resto caballeria.
No ha podido determinar el número de cañones existentes, pero calculándo sobre la base de mil artilleros, variarán entre ochenta y ciento diez, de grueso calibre y ligeros.
Las reglas generales relativas á la proporcion que debe existir entre las fuerzas del sitiador y del sitiado, varian, como es sabido, necesariamente segun el terreno, la fortificacion, la clase de la guarnicion, las fuerzas esteriores del enemigo, las especialidades y circunstancias de la guerra. Pero los maestros del arte como Vanban, Ataulfo de San Martin, Cormontaigne y Niel, concuerdan en que cuando es necesario atacar segun las reglas de una plaza, —por pequeña que sea, si está situada en una fuerte posicion, aunque no tenga mas que cuatrocientos hombres de guarnicion, es necesario emplear diez ó doce mil hombres. Cuando la plaza es mediana y hay que circunvalar, si tiene dos á tres mil hombres de guarnicion, es necesario emplear un ejército sitiador de veinte á veinticinco mil hombres. Las plazas mas considerables que tienen de tres á cuatro mil hombres de guarnicion, deben ser atacadas por ejércitos siete ú ocho veces mas fuertes; y solamente cinco á seis veces si las guarniciones son de ocho, diez, doce, quince y diez y ocho mil hombres.
Por consiguiente, el sitio de Humaitá con el propósito de asaltarlo, es á mi juicio un error tanto mayor, cuanto que ni reclama todo el ejército aliado, ni permite que una parte de él penetre en el interior del Paraguay, que es lo único que pondrá término á la guerra.
Ha llovido copiosamente durante dos días.
No hay ninguna otra novedad , digna de mencion.
Tourlourou.
Campamento Paso Pucú
Abril 4 de 1868.
Correspondencia de “La Tribuna”.
Hoy hace catorce días que el enemigo evacuó estas lineas, y todavia no hemos acabado de cambiar de campo, ni hemos emprendido ninguna operacion.
Que se hace?
Se dice que nos estamos preparando.
Preparando para qué?
Se dice que para dar un asalto.
Pero, donde estan los ingenieros y zapadores, las piezas de sitio y las baterias de brecha,—he ahi lo que no veo.
Será que se nos quiere hacer asaltar Humaitá, lo mismo que fué asaltado el “Establecimiento”.
No sé lo que será.
Lo único que sé, y no creo que nadie sepa mas, es que el ingeniero argentino Chodasiewiez hace unos cuantos dias se ocupa en medir la distancia que hay de nuestras avanzadas á la trinchera de Humaitá, para darle los datos al Marqués, porque parece que el cuerpo de ingenieros imperial, es tan completo y tan cientifico, que no se ocupa de estas fruslerías.
Mientras tanto, el enemigo que parece dispuesto á hacer una resistencia formal en Humaitá, coloca abatis, hace nuevas zanjas y posos de lobo, dificultando los aproches del terreno.
Eso es lo que hemos ganado con haber venido á establecernos en este campamento, antes de tiempo, como diciendo: esperanos por aquí y preparaos. Del enemigo el consejo, dice el refran. Los paraguayos no lo echan en saco roto.
Mas sea de todo esto lo que fuere, y ya que no se hace nada, salvo que sea algo estar haciendo nuevos ranchos y preparándose uno por las dudas para cuarteles de invierno,—en que se piensa?
Sin tener motivos fundados para ello, me inclino á creer que efectivamente se piensa en lo que se dice, es decir, en un asalto á Humaitá.
Ahora suponiendo, que despues de bien madurada esta gran inspiracion, se resuelva llevarla á cabo, cual será su resultado , cuales sus consecuencias?
Discutiremos esto en mi próxima carta. Me faltan en este momento para hablar con propiedad, algunos datos que tendré dentro de pocos dias.
Anticipo sin embargo, que despues de estar probando que un monitor o un encorazado pueden cruzar las baterías de Humaitá sin ser echados á pique; que despues de habernosenos escapado Lopez con el grueso de su ejército, es un error condenar todo el nuestro á la inmobilidad, porque hay tres ó cuatro mil paraguayos encerrados en aquella plaza. Eso es servir á los fines del enemigo, que al abandonar estas líneas lo ha hecho ya con la conviccion de qu e Humaitá tiene que caer tarde ó temprano, por el hambre o por la fuerza. Lopez no ha evacuado totalmente Humaitá, llevandose sus cañones, echándolos al agua ó utilisándolos y destruyendo el resto de su material, porque ha calculado sobre nuestra imprevision y nuestra lentitud. Humaitá, es un anzuelo; su guarnicion, la carnada que Lopez ha dejado para que nos engolocinemos con ella, en tanto que él, repone tranquilamente su ejército en el interior, organiza y retempla el espíritu del país que lo creyó perdido, preparándolo á la guerra de recursos que todavía no hemos provado. Así, por mangas ó por faldas, resulta segun mi entender que el Marqués ha olvidado este dicho de Napoleon: “una máxima de guerra bien probada, “es la de no hacer lo que quiere el enemigo, “por la sola razon de que ask lo desea, debiendo “por consiguiente evitar el campo de batalla “que el ha reconocido y estudiado, y mucho “cuidado tambien en evitar aquel que él ha for“tificado ó donde se ha retirado.”
Hace tres dias, tuvimos un sargento y un cabo pasados, diciendo que para venirse tuvieron que matar á sus compañeros de la guardia avanzada á que pertenecian, habiendo declarado:
Que el enemigo tiene en Humaitá, tres mil hombres, á saber, mil artilleros, cuatro batallones, que serán mil doscientos ó mil quientos, siendo el resto caballeria.
No ha podido determinar el número de cañones existentes, pero calculándo sobre la base de mil artilleros, variarán entre ochenta y ciento diez, de grueso calibre y ligeros.
Las reglas generales relativas á la proporcion que debe existir entre las fuerzas del sitiador y del sitiado, varian, como es sabido, necesariamente segun el terreno, la fortificacion, la clase de la guarnicion, las fuerzas esteriores del enemigo, las especialidades y circunstancias de la guerra. Pero los maestros del arte como Vanban, Ataulfo de San Martin, Cormontaigne y Niel, concuerdan en que cuando es necesario atacar segun las reglas de una plaza, —por pequeña que sea, si está situada en una fuerte posicion, aunque no tenga mas que cuatrocientos hombres de guarnicion, es necesario emplear diez ó doce mil hombres. Cuando la plaza es mediana y hay que circunvalar, si tiene dos á tres mil hombres de guarnicion, es necesario emplear un ejército sitiador de veinte á veinticinco mil hombres. Las plazas mas considerables que tienen de tres á cuatro mil hombres de guarnicion, deben ser atacadas por ejércitos siete ú ocho veces mas fuertes; y solamente cinco á seis veces si las guarniciones son de ocho, diez, doce, quince y diez y ocho mil hombres.
Por consiguiente, el sitio de Humaitá con el propósito de asaltarlo, es á mi juicio un error tanto mayor, cuanto que ni reclama todo el ejército aliado, ni permite que una parte de él penetre en el interior del Paraguay, que es lo único que pondrá término á la guerra.
Ha llovido copiosamente durante dos días.
No hay ninguna otra novedad , digna de mencion.
Tourlourou.
Fecha válida
1868-04-08