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“Teatro de la guerra. Campamento en Tuyu-Cué”

Item

Código de referencia

AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº000

Fechas

08-01-1868

Título/Asunto

“Teatro de la guerra. Campamento en Tuyu-Cué”

Nombre de publicación/Lugar

La Tribuna - Buenos Aires

Alcance y Contenido

Artículo publicado en La Tribuna el 8 de enero de 1868, nro. 4179, p. 2, columna 4. Sección: “Teatro de la guerra”. Con fecha del 2 de enero y la firma de Tourlourou (seudónimo). Narra la experiencia de los paraguayos que cambian de bando y resume la información proporcionada por los últimos en hacerlo. Describe las nuevas posiciones que ocupa el enemigo y sugiere dos posibles acciones inmediatas para las fuerzas aliadas. Resalta el espíritu y la disciplina de los soldados paraguayos. Ante el panorama que presenta, cree que la guerra va a dilatarse todavía más. Celebraciones por el año nuevo. El estado sanitario del ejército mejora levemente.

Idioma

Español

Firma /Seudónimo

Tourlourou (Seudónimo de Lucio V. Mansilla)

Nivel de descripción

UD Simple

Volumen y Soporte

1 ejemplar - Digital

Tipología documental

Artículo

Nombre del creador

PIP Mansilla

Nota de investigación

Existencia y localización de originales

Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"

Transcripción

Campamento en Tuyu-Cué
Hasta cuatro pasados juntos, hemos tenido la semana pasada, y el monto de ellos asciende a once.
Por Tuyuti, se pasaron dos, un soldado y un sargento…El soldado, se pasó primero instigado por el sargento, el cual le dijo: “si te reciben bien, me haces tirar un cohete tal día, en tal punto, a tal hora, y yo iré después”. Así se hizo en efecto y el sargento no tardó en estar en nuestras filas.
Por las líneas de Tuyu-Cué, se pasaron cuatro.
Los demás han visto por distintos puntos.
Habiéndole preguntado a alguno de ellos porque no se había pasado antes, contestó: “que por estar muy flaco”.
Realmente, las pellejerías porque tienen que pasar esos infelices antes de llegar a nuestro campo, son tales, que no es cosa de afrontarla así no más. La vigilancia en el campo enemigo, es proporcional a la responsabilidad y a los riesgos de la vida. Cuando en un cuerpo se echa de menos un hombre, salen cientos a buscarlo, de modo que haya desertores que perseguidos en todas las direcciones, tiene que permanecer muchas vences dos o tres días escondidos entre los esteros, con el agua hasta el pescuezo.
Las declaraciones que han prestado estos pasados, particularmente un artillero, son interesantes; de modo que ratificando y ampliando las anteriores, me inducen a confirmar las opiniones emitidas en mi carta de fecha 19 del pasado respecto a la posición de los beligerantes, a las operaciones futuras de uno y otro, y a la duración de la guerra.
El enemigo ha terminado sus obras de reconcentración, habiendo dejado en sus líneas avanzadas de Tuyutí y laguna Pirís, solamente alguna artillería volante y piquetes de las tres armas, que caso de un ataque formal para tomarlas, pueden replegarse fácilmente sobre el cuadrilátero, bajo la protección de los fuegos del reducto destacado del ángulo que formaban anteriormente las líneas de Tuyutí y Tuyú-Cué.
El nuevo cuadrilátero del enemigo, y las posiciones respectivas de los contenedores son como sigue:
De Curupaytí, corre una línea atrincherada en una dirección más o menos Este-Oeste, que se prolonga hasta lo que llamaremos la línea de Tuyú-Cué, la que corriendo en una dirección más o menos Norte-Sud, pasa por el Espinillo, corriendo hasta Laureles y apoyándose en el río Paraguay.
El costado Oeste de la figura atrincherada que ocupa el enemigo, y que, solo para mejor inteligencia, llamamos cuadrilátero, paralelamente a la costa de dicha XX, y llegando hasta……..este cuadrilátero, que por le lado Sur tiene por líneas avanzadas las antiguas de Tuyutí; por el lado de Curupaytí la línea de Curuzú, y por el Este algunas zanjas desligadas, formando sistema de defensa por los accidentes del terreno, y cubiertas por pequeños destacamentos, se encuentra López con el grueso de su ejército, sus paruess y bagales.
En el Chaco y frente a Humaitá, cubriendo su nueva línea de comunicación por aquel territorio, existe fortificado y atrincherado, un pequeño cuerpo de ejército de las tres armas.
En la boca del Tebicuary, existe otro pequeño cuerpo de ejército de las tres armas, fortificado y atrincherado, en un campo con capacidad para contener doce mil hombres.
Frente a las líneas abandonadas de Tuyuty, un cuerpo de ejército brasilero, el de barón de Porto Alegre, amenaza dichas líneas, cubre y asegura nuestras bases de operaciones, que es el puerto de Itapirú, sobre la margen derecha del río Paraná; frente a las líneas de Tuyú-Cué el ejército argentino, las fuerzas orientales, el primero y segundo cuerpo del ejército brasilero bajo las órdenes de Cxias y Osaorio, circunvalan al enemigo apoyándose en Tayi.
Por el Río Paraguay, la escuadra de madera, amenaza con un desembarco en Curupaytí y la primera _Gran división naval acorazada_ tiene en jaque a Humaita, amenazando dominar el rio Paraguay.
Dadas estas posiciones, yo no veo sino dos modos de resolver el problema, aunque hay tres.
El primero, que daría resultados mas inmediatos, sería el dominio del Río Paraguay por la escuadra.
El segundo es dominar la margen izquierda de dicho río espedicionado sobre la Asunción.
Y el tercero, el más peligroso de todos, sería invadir el Chaco para circunvalar al enemigo por aquel lado.
La fuerza del enemigo, no consiste en el número de combatientes de que dispone; depende de la forma de gobierno del pueblo paraguayo, del espíritu y disciplina excepcionales de su ejército, de la naturaleza del país, de las posiciones, de las líneas y bases de operaciones respectivas.
La existencia del ejército aliado, depende de la seguridad de su base de operaciones. Por consiguiente, distraer tropa de Tuyuty en estos momentos, sería una grave falta militar.
La fuerza del ejército aliado, no consiste en lo inexpugnable de sus posiciones, sino en el número de sus combatientes, al paso que la fuerza del enemigo consiste en que, ocupando un perímetro muy vasto, ha tenido que recurrir al arte para suplir el número de combatientes con una línea de fortificaciones, como hay pocos ejemplos en la historia militar del mundo. Y para que esto no parezca una hipérbole diré antes de proseguir estas ligeras consideraciones, en qué consisten las líneas atrincheradas del cuadrilátero enemigo-particularmente. Consisten a saber: primero, en una zanja de cinco varas de ancho y cuatro de profundidad con el parapeto equivalente a la tierra desalojada del foso.
(1) Detrás de ese foso y parapeto, oculto a nuestra vista, hay un abatis de madera fuerte y espinosa, detrás de este abatis cinco líneas de pozos de lobo. Enseguida, otra zanja igual a la primera, detrás de la cual recién se halla la artillería ventajosamente colocada, pues, donde el terreno era bajo el enemigo ha levantado grandes esplanadas.
Quería pues decir, que si López nos trae un ataque por cualquier punto de los que nosotros ocupamos, será rechazado, primero, porque hora mas o menos podemos ser mas que él en cualquier parte; segundo, porque aunque no estemos atrincherados como él hemos hecho las obras necesarias para evitar un golpe de mano y tercero, porque no puede traernos sino ataques francos.
Quería pues decir, que si nosotros lleváramos un ataque sobre las posiciones enemigas, es mi convicción, que si no éramos rechazados, tendríamos que sacrificar tres cuartas parte de nuestro ejército para tomarlas.
Por consiguiente, si López debe limitarse a resistir dentro de sus líneas, nosotros debemos o tenemos que limitarnos a mantenerlo dentro de ellas. Porque, así como desguarnecer a Tuyutí sería una falta grave, debilitar el ejército aliado de circunvalación sería una imprudencia tanto mayor, desde que lo repito, nuestra fuerza consiste más en el número que en las posiciones, en razón de que nosotros somos los invasores, los sitiadores, y en razón de que siendo inmensa nuestra línea de circunvalación, hemos tenido que convertirla en una especie de cortina atrincherada movible, a la inversa del enemigo, que inferior en número a nosotros, ha tenido que darle a su línea el carácter de permanente.
El enemigo, dentro de su cuadrilátero con relación a nosotros, se encuentra en el mismo caso, que nosotros fortificados en Tayí, con relación al enemigo. Cuatro o seis mil hombres, atrincherados allí como se han atrincherado los brasileros, como debían haberse atrincherados en Tuyutí, pueden y deben resistir a veinte mil, y así se explica; primero, que López no haya atacado a Tuyi, ya que cometió el error de dejarlo ocupar, y así se explica también el rechazo de los paraguayos en Tuyutí, a pesar de la sorpresa por la resistencia de la ciudadela, que permitiéndonos acudir en su apoyo, hizo más sangrientas las pérdidas del enemigo.
Pero la ventaja de López sobre nosotros en la actualidad, si ventaja puede llamarse el que nos obligue momentáneamente a la inmovilidad, consiste: primero, en que tiene su línea de comunicación franca, aunque sea una línea de comunicación difícil.
Segundo, en que habiéndose fortificado y atrincherado en la boca de Tebicuary, y no pudiendo ni debiendo nosotros debilitar a Tuyutí, ni a éstas líneas, ni a Tayi, no tenemos fuerzas suficientes para expedicionar a la Asunción, desde que tres, cuatro o cinco mil hombres, que es lo que a lo sumo podríamos distraer de aquí, una vez al Norte del río Tebicuary se verían, no sólo hostilizados en sus etapas invasoras por las fuerzas enemigas que existen diseminadas todavía en el Interior, sino lo que es peor, amenazadas constantemente en su retaguardia, lo que afectaría su moral, con tanta más razón cuando que podría suceder, que por algunos días le interceptaran su línea de comunicación.
Resulta, de estos comentarios, que si la escuadra no domina el río Paraguay con los monitores que se esperan, la guerra tiene que durar en razón directa del tiempo que tarden en llegarnos refuerzos que se esperan del Brasil y República Argentina; del que se invierta en organizarlos una vez que se encuentren en el teatro de la guerra; del arrojo, del éxito de sus marchas, de la suerte de loa encuentros que tenga y de las faltas que cometa el enemigo.
Alguna de estas consideraciones, pueden parecer contradictorias con el tenor y el espíritu de otras anteriores, pero la explicación es fácil.
Yo no hago planes, calculo, medito, estudio, supongo, partiendo de datos mas o menos ciertos, que al fin también en los ejércitos hay su atmósfera de mentira. Así no es extraño que antes, resultara de mis observaciones, que teníamos gente demás, y que ahora resulte que sólo tenemos la necesaria. Por otra parte, la guerra aunque sean una arte metódico es tan caprichosa en sus evoluciones que muchas veces, dos cientos hombres cubriendo la garganta de una montaña, pueden obligar a un ejército a rodear la posición y a perder días y meses.
Poca pólvora se ha quemado durante la última semana, y poca sangre ha corrido. Sólo el 30 del mes pasado por la mañana, estando de servicio los batallones 1° de guardia nacional, San Nicolás y Riojano, y de jefe de día el comandante Campo, hubo un tiroteo bastante nutrido. Algunas compañías del riojano y del San Nicolás, saliendo de nuestras trincheras avanzaron sobre las del enemigo que no fue osado salir de ellas. Tuvimos algunos heridos, y nos retiramos sin ser hospitalizados.
El primero del año, tuvimos la fiesta militar de ordenanza. Frente al mangrullo del Paso Canoa, se levantó un altar, y el Presbiterio D. Antonio Lima, celebró una misa a la que asistió todo el ejército, quedando cubiertos los puestos avanzados. El ejército formó por brigadas en una línea de columnas paralelas ocupando el centro de la artillería y la caballería a la derecha.
Terminados los oficios divinos, el genera D. Emilio Mitre que mandaba la parad con una voz de tueno dio las voces de mando, y el ejército maniobrando sobre la marcha, desfiló por delante del general en jefe, el jefe de Estado Mayor y un numeroso cuadro de jefes y oficiales que formaban un séquito. Los cuerpos que desfilaron, fueron _veintiún batallones, el regimiento de artillería, y dos regimientos de caballería_. El aire del ejército era brillante, la tropa vestía de parada con la mas escrupulosa uniformidad. No quisiera ofender a ninguno de mis compañeros; pero me parece que el cuerpo más elegante en su porte fue la Legión que manda el comandante Giribone.
Dos cosas llamaron la atención; la presencia del general Osorio en su volanta a causa de su enfermedad, durante se celebró la misa y desfiló el ejército, y una mujer enlutada que estaba al pie del altar antes de comenzar la misa que incada e inmóvil como un Cariátide permaneció orando aun después de terminados los oficios.
Yo sabía quien era….la pasión grande y generosa que la había traído al ejército, el sentimiento santo y delicado que la hizo prosternarse con tanto recogimiento ante la Majestad divina. Pobre mujer….! Y que poco se parecen a ella las que no creían necesario oír una misa frente al enemigo. Ellas también tienen su virtud, sin embargo, porque combaten a nuestro lado y restañan nuestra sangre bajo la metralla del enemigo.
Voy a concluir. Al oficial de la legión militar que en la “Tribuna” el 26 del mes pasado, rectifica algunas palabras mías, le diré: que acepto en todas sus partes su rectificación, que el jefe y oficiales de su cuerpo deben disimular mi error, sabiendo cuan difícil es en el ejercicio enterarse de ciertos detalles, y lo común que es confundir la Legión militar con la Legión voluntarios.
Se me quedaba en el tintero algo más. Estoy autorizado por Alberto Muñiz para declarar que él no es _Perogrullo_ el corresponsal del _Nacional_ tan ingeniosa aunque arbitrariamente denunciado por el señor Mattos.
El enemigo nos ha regalado el primero de año, el opúsculo que original adjunto. Su estilo, y sus fines, son eminentemente paraguayos.
El Coronel Correa, ha andado merodeando la semana pasada trayendo algunas vacas gordas…………..atmosférica, habiendo llovido el día de hoy copiosamente.
El estado sanitario del ejército mejora gradualmente. Una peste se va y otra viene. Esperamos la que venga y sea todo por el amor de Dios y el honor de nuestras armas.

Fecha válida

1868-01-08