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"Teatro de la guerra. Campamento Tuyu-Cué. [Correspondencia de la Tribuna]"

Item

Código de referencia

AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº000

Fechas

10-09-1867

Título/Asunto

"Teatro de la guerra. Campamento Tuyu-Cué. [Correspondencia de la Tribuna]"

Nombre de publicación/Lugar

La Tribuna - Buenos Aires

Alcance y Contenido

Artículo publicado en La Tribuna el 10 de septiembre de 1867, nro. 4081, p. 2, columna 1. Sección: “Teatro de la guerra”. Con fecha del 5 de septiembre y la firma de Tourlourou (seudónimo). Retoma las críticas a la escuadra brasileña en Curupaytí por falta de acción. Recoge y desmiente las críticas dirigidas en sentido contrario: rumores de que es el ejército de tierra el que demora la acción. Conjetura sobre el plan estratégico inicial, aparentemente abandonado. Ante correspondencia enviada desde Montevideo que sugiere parlamentar con Solano López, objeta esa opción por ignominiosa.

Idioma

Español

Firma /Seudónimo

Tourlourou (Seudónimo de Lucio V. Mansilla)

Nivel de descripción

UD Simple

Volumen y Soporte

1 ejemplar - Digital

Tipología documental

Artículo

Nombre del creador

PIP Mansilla

Nota de investigación

Existencia y localización de originales

Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"

Transcripción

Los días pasan, pasan y pasarán y la actitud de la escuadra no desmiente mis previsiones.
Al contrario. Su posición es ahora más vergonzosa que la semana pasada.
Ha regresado el ingeniero Schodaciewiez enviado al río Paraguay por el General en Jefe a levantar un plano de las posiciones enemigas, y por él sabemos, -que la escuadra ha dejado hacer una nueva atacada y colocar torpedos en Curupatí; de manera uqe lo que parecía una fanfarronada de López se ha cumplido.
La escuadra no sube ni, baja, -luego está _encorralada_.
Felizmente la vía terrestre del Chaco está espédita, el enemigo no nos histiliza por allí, todavía, y la _primera gran división naval_puede abastecerse de todo cuanto necesita, habiendo construido un puente en el río de Oro y luchando con las inmensas dificultades de un terreno ingrato, en donde la civilización no había aún asentado su planta humana.
Es indudable que en esta guerra la escuadra brasilera ha sido un auxiliar pasivo poderoso.
Sin ella, la guerra, invadida la provincia de Corrientes por los paraguayos, se había localizado allí o en Entre Ríos, quien sabe si, contando con la traición no estaría a la hora de esta en Santa Fe, en Córdoba quizá.
Pero también es necesario convenir en que a la escuadra se le debe en gran parte la prolongación de la lucha sangrienta en que estamos empeñados.
La escuadra pudo evitar que el ejército paraguayo, que huía despavorido de Corrientes, después de la rendición de Uruguayana, repasase el río Paraná, -y no lo evitó.
La escuadra, pudo doblar la punta de Itapirú, bombardear e incendiar el campamento de Lopez, en el paso de la Patria, antes de nuestro pasaje, -y no la dobló, siendo esta página una de las más tristes y ridículas de toda la campaña.
La escuadra, debió bombardear, arrazar, enfilar, or lo menos, con sus fuegos las baterías de Curupaití el día del asalto, y no lo hizo, para eterno baldon del almirante Tamandaré.
La escuadra, debió forzar el paso de Curupaití, bombardear tres horas después a Humaitá, tentar el paso de esa fortaleza enseguida, y sólo se atrevió a forzar la vuelta de Curupaití, con los portalones cerrados y blindados. Y para colmo ce las decepciones, que venimos sufriendo, se ha dejado cortar totalmente su línea de comunicación natural?
Pero si es deshonroso para un general de tierra no calcular ni preveer las consecuencias de un movimiento agresivo, -perder su base de operaciones, teniendo que abrirse una nueva, a costa de inmensas dificultades. Por qué no ha de ser deshonroso para un general de marina, perder su línea de comunicación fluvial?.
Lo que es aplicable al uno, es aplicable al otro; tan triste figura hace un general de tierra que apoyado por una escuadra que bloquea los puertos marítimos y fluviales del territorio enemigo, se deja interceptar su línea de comunicaciones, teniendo que recurrir a la protección de la marina, como la figura que hace un almirante que, operando en combinación con un ejército de tierra, forza una bahía, el paso de un río, y pierde su base de operaciones marítima y fluvial, teniendo que , recurrir al ejército de tierra para comer y proveerse de municiones, que es el caso de la_primera gran división naval_, estancada entre Curupaity y Humaitá. Pero con esta diferencia, que se debe notar, que un General de tierra puede cambiar su línea de comunicaciones, según las circunstancias abriéndose camino a viva fuerza por cualquier parte, mientras que cuando una escuadra se engolfa en un río su camino es siempre el de las hormigas, una línea curva o recta inflexible, por donde sube tiene que bajar. Así, si a un general de tierra le compete no dejar obstáculos a su espalda, con doble razón le cumple a un general de marina ver si forzado un paso cualquiera le sea dado volver sobre sus aguas, cuando las operaciones de la guerra se lo exijan.
Ahora se dice que la escuadra no forza el paso de Humaytá, porque el ejército no se mueve, y se nos acusa de vejetar en la inacción. Pero nosotros preguntamos -¿Con qué propósitos forzó la escuadra el paso de Curupaity? Para quedarse dónde está? Claro es que no.
Si la combinación no era esta: _Forzado el paso de Humaitá, el ejército se moverá para ponerse en comunicación con ella_, hay que convenir en que ni los Generales de tierra ni los generales de la marina aliados saben lo que tienen entre manos.
Felizmente la suerte del ejército de tierra aliado, está confiada a un general, que si carece de ciertas cualidades posee otras en alto grado, y es justicia que se le debe, que es tan paciente y tan sesudo para calcular como fuerte y sereno en los reveses.
Que la combinación no podía ni puede ser que el ejércio se moviera para ponerse en comunicación con la escuadra después que esta forzara el paso de Curupaití, salta a la vista desde luego. Entre Curupaití y nosotros no hay comunicación posible; porque entre nosotros y Curupaití esta el enemigo fuertemente atrincherado.
Luego la combinación ha debido ser que el ejército se moviera después de hallarse la escuadra arriba de Himaitá. La lógica de estos comentarios es tan trivial, que nos asiste la esperanza de que tanto en el Río de la Plata como en el Brasil no será motivo de disputa si las operaciones se prolongan por culpa de los almirantes o de los generales.
Añadiré, que la combinación que supongo era la concertada tenía su razón de ser, indisputables ventajas militares, que explican lo que se llama la inacción del ejército, como si una masa de cuarenta mil hombres pudiera estar en movimiento continuo como las guerrillas de una guardia avanzada.
Voy a demostrarlo y debo prevenir que cuando escribe, es el resultado de mis cálculos, observaciones y meditaciones propias, no el resultado de confidencias ajenas. No quiero que la opinión se extravíe suponiéndome al cabo de secretos que no poseo. Si se extravía, que se extravíe estando en autos. Culpa será suya si encontrando que discurro bien se le ocurre discurrir como yo.
Decía que la combinación que supongo era la concertada tenía sus ventajas.
Moviéndose el ejército después que la escuadra forzase al paso de Humaitá, es decir, dominando nosotros el Río Paraguay desde Humaitá hasta la Asunción y más arriba, el enemigo tenía forzosamente que hacer una de estas dos cosas: _ó se encerraba dentro de sus líneas, o dejando una guarnición en ellas salía con el grueso de su ejército para retirarse al interior o darnos una batalla_.
Si la primera, el ejército está donde debe estar para establecer un sitio, teniendo sólo que destacar diez a quince mil hombres sobre la costa del río Paraguay, a fin de terminar la circunvalación y de ponerse en comunicación con la escuadra, quedando así enseñoreados moralmente de todo el territorio enemigo, y materialmente cuando quisiéramos lanzar nuestra caballería tierra adentro. La cuestión terminaba por un sitio, cuyo resultado inevitable era,-o una salida desesperada del enemigo o su rendición por hambre.
Si la segunda, el enemigo dueño de sus aguas recibiría por ellas y por el Chaco toda clase de recursos y la circunvalación no lo reduciría a la ultima estremidad, sino después que habiéndonos acercado al río Paraguay hubiésemos podido establecer baterías en sus barrancas; operación más fácil de exigir que de realizar; 1. Porque el enemigo tiene una escuadrilla mediante la cual puede transportar rápidamente por agua una parte de su ejército, efectuando desembarcos en los puntos que nosotros intentáramos fortificar; segundo, porque teniendo sus arsenales en la Asunción, armaría allí chatas con cañones de mayor calibre y mayor alcance que los nuestros y vendría a combatir nuestras baterías de la costa. Agreguemos que dado el caso de dominar el río con nuestras baterías le queda el Chaco, y que si nosotros podemos cruzar el río arriba de Humaitá él puede cruzarlo frente a Humaitá.
En la guerra, una entrada es una salida, aunque hay sus excepciones, dígalo sino la escuadra empantanada abajo de Humaitá.
Pude objetarse que lo que el enemigo tendría que hacer en el caso de la 2da. Combinación es inmenso. Convengo en ello. Pero hay que notar que cuando el enemigo hace un esfuerzo cualquiera, es en virtud de una hostilidad contraria, no hay efecto sin causa. Querer que López se fatigue y consuma en esfuerzos estériles sin que nosotros nos fatiguemos y consumamos, sería lo mismo que querer que una balla venciese la resistencia del aire y se proyectase a una distancia dada sin imprimirle una velocidad inicial, producida por la combustión de la pólvora en razón directa del peso del proyectil y del trayecto que debe recorrer en su mortífera parábola. Medítese, pues, sobre las dos hipótesis establecidas, y contéstesenos, si el plan concertado había sido que el ejército se moviera antes que la escuadra forzara el paso de Humaitá o después; y si es digan la actitud, de esta, si se encuentra donde debiera estar.
Lo repito, mientras el General en jefe del Ejército no adquiera el convencimiento de que la escuadra no forzará el paso de Humaitá, no hay sino razones de impaciencia para gritar que el ejército de tierra permanece en la inacción, si inacción puede llamarse que nos estemos atrincherando en dos líneas, que obligan al enemigo a trabajar noche y día porque no sabe lo que nos proponemos y cuyas líneas harán más adelante los mismos oficios que las líneas del Tuyutí.
Durante los últimos días no ha ocurrido nada digno de mención. Las descubiertas se han hecho sin novedad, el enemigo ha lanzado sus bombas cuotidianas, que le han sido devueltas con sobriedad por los brasileros, y n hemos tenido pasado.
Ayer llegó el correo y en la _República_hemos visto una correspondencia de Montevideo de fecha Agosto 23, en la que se dice:
“Ud recordará también, que entonces se decidió la salida para el Paraguay de la cañonera Dottorel, llevando a su bordo al secretario de la legación inglesa con el pretexto de reclamar la libertad de S.M.B. obligados al servicio militar.
Ahora puedo asegurar que el General Mitre con el acuerdo de sus aliados debe negociar la paz con López bajo condiciones honorables para todos; que a ese trabajo concurrirá indirectamente el secretario inglés, y que el pasaje tan temide de Curupaity, fue exigido por aquel (Mitre) para colocarse en situación mas favorable de iniciar una negociación”.
Yo digo: esta alianza será un error esta guerra será una calamidad, Pero después de la sangre vertida, de los sacrificios consumados y de las glorias adquiridas, tratar con López sería cubrirnos de ignominia eterna. Con López no puede haber mas que un pacto honroso, _vencerlo_. Añado que parlamentar con él después del revés del Curupaity sería una _cobardía_.
La diplomacia puede urdir su tela. La paz hacerse. El ejército obedecerá pero gritará con razón que ha sido _deshonrado_. Lo digo con profunda convicción, y creo ser el intérprete de los sentimientos que animan a mis bravos compañeros.
El tiempo se ha compuesto.
El estado sanitario no es bueno.
Tourlourou.

Fecha válida

1867-09-10