"Teatro de la guerra. Campamento Tuyu-Cué. (Correspondencia de "La Tribuna")"
Item
Código de referencia
AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº000
Fechas
21-08-1867
Título/Asunto
"Teatro de la guerra. Campamento Tuyu-Cué. (Correspondencia de "La Tribuna")"
Nombre de publicación/Lugar
La Tribuna - Buenos Aires
Alcance y Contenido
Artículo publicado en La Tribuna el 21 de agosto de 1867, nro. 4065, p. 2, columna 1. Sección: “Teatro de la guerra”. Con fecha del 15 de agosto y la firma de Tourlourou (seudónimo). Hallazgo de un retrato fotográfico autografiado del coronel Susini en poder del enemigo. Movimientos y emboscadas desplegados por el ejército paraguayo en los días previos. Repaso de las pérdidas ocasionadas. Victoria aliada en los combates ocurridos ese día. Fuerzas brasileñas cruzan Curupaytí. El comandante de una cañonera inglesa se entrevistó con Mitre. Rumores sobre una posible visita del Secretario inglés.
Idioma
Español
Firma /Seudónimo
Tourlourou (Seudónimo de Lucio V. Mansilla)
Nivel de descripción
UD Simple
Volumen y Soporte
1 ejemplar - Digital
Tipología documental
Artículo
Nombre del creador
PIP Mansilla
Nota de investigación
Existencia y localización de originales
Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"
Transcripción
Buenos Aires, Agosto 21 de 1867.
TEATRO DE LA GUERRA
–
OTROS DETALLES
–
Una historia.
–
Veinte y cuatro horas después de lo que debiera ser recibimos las interesantes
correspondencias que damos en seguida.
Lo participamos a nuestros amigos para que as manden directamente.
Campamento Tuyu-Cué.
Agosto 15 de 1867.
(CORRESPONDENCIA DE “LA TRIBUNA”)
Si mal no recuerdo creo que en mi última ofrecí una historia. Es el caso que en la sableada del
8, entre varios objetos tomados al enemigo, cayó prisionero el Coronel Susini, o mejor dicho su
vera imagen. ¿Qué hacía su fotografía sacada recientemente en Buenos Aires por Loudet en las
filas de López? El hecho no era como para despertar sospechas. Todo puede ponerse en duda,
excepto la lealtad del Coronel. Pero donde no cabe la sospecha, cabe la curiosidad. Presentado
pues su retrato al Jefe de E. M. guardólo este. Haber llamado al Coronel para interrogarlo
sobre su presencia en campo enemigo habría sido ofender su legitima susceptibilidad. Hay
misterios que deben descubrirse por el curso natural de las cosas. Este retrato podía haber
sido robado, comprado por un apasionado del Coronel, llevado por un desertor, en suma,
podía haber ubicado en las avanzadas de López como se quiera. Pero lo que más novelesco
hacía su encuentro, era el rótulo de puño y letra del Coronel que se leía en sus espaldas, y
cuando digo sus, digo bien, porque el dorso del retrato eran las espaldas de aquel. Decía así: El
Coronel Susini, recuerdo de simpatía. De simpatía hacia quien, he ahí el problema que se aclaró
en dos palabras, estando el Coronel de visita en el E. M., con gran sorpresa suya y de los
circunstantes, que han referido el diálogo siguiente:
¿Conoce usted este retrato, dijo el jefe de E. M. al mismo tiempo que le presentaba su efigie al
Coronel?
—¿Este retrato? ¿Pero cómo está aquí?
—Ha sido tomado en el equipaje de un oficial enemigo de los derrotados el 8 en el Rio Hondo
—No puede ser. Yo lo he regalado a bordo viniendo de Buenos Aires, a un caballero alemán,
de mi talla, más delgado, rubio, calvo, con anteojos y bigote retorcido, que me dijo ser médico,
que se embarcó en el Rosario, se quedó en Corrientes, no hace veinte días, y que, según sus
informes, venia del Pacifico, que había estado en San Juan, Mendoza y San Luis y se daba los
aires de amigo de Paunero, de Arredondo, de Martínez de Hoz, a quienes indudablemente
conecta.
—Pues no hay más sino que ha sido tomado en campo enemigo.
—Y, qué cree ud. ¿Qué creen ustedes señores?
—¿Qué creo yo?, ¿qué creemos nosotros? Que es un agente de López que se la ha pegado a
usted
— Y no hay más y eso era. Conjeturando después se ha sacado en limpio, que el hombre de los
anteojos era el ayudante del mayor Hausen, detenido en Río de Janeiro, detenido en Buenos
Aires por sospechas de que se dirigía al Paraguay en calidad de General, y que al fin se
embarcó en este último puesto con destino al Pacifico bajo fianza del Cónsul Prusiano.
Vése pues que López no debe estar tan a oscuras de lo que pasa en el resto del mundo, a pesar
de su estricta clausura, cuando sus espías cruzan impunemente nuestros ríos o nuestras líneas
yendo a recibir el precio vil de su bajeza.
Según lo anuncié en mi última, tuvo lugar un segundo movimiento por nuestra derecha,
llegando la columna expedicionaria hasta Pedro González, punto donde se ha establecido,
quedando así ensanchado nuestro dominio militar y casi interceptada la línea de comunicación
del enemigo.
En esta operación los paraguayos apenas se hicieron ver, huyendo siempre sus partidas.
El mayor Ascona, comandante de un escuadrón correntino, persiguió a una de ellas matando al
oficial que la capitaneaba, cuya espada remitió.
Al día siguiente de este suceso tuvimos un pasado, que fue el primero, desde que cruzamos a
este lado. Pertenecía a una de las partidas de observación que huyeron.
Sus declaraciones mutatis mutandi, son semejantes a las anteriores.
Dias pasados, el enemigo que se había emboscado durante la noche atacó un gran convoy que
venía de Tuyutí.
Como este suceso ha sido referido aquí mismo de varios modos y es más que probable que lo
que llegué ahí sea la versión menos favorable a nuestras armas, voy a decir la verdad de lo
ocurrido.
La emboscada había sido puesta entre el naranjal y el reducto que en Tuyutí ocupaba el 12 de
línea, y el convoy en lugar de dirigirse por el camino que costea el Estero Bellaco se dirigía por
el que pasa a la vista de las avanzadas enemigas.
Los paraguayos lo asaltaron de improviso sin disparar un tiro. El primer movimiento fue huir,
abandonando los picadores sus carretas, los arrieros las arrias, los vivanderos sus carros.
Un escuadrón de lanceros brasileros, que era toda la custodia, como si un convoy debiera ser
custodiado por lanceros, cargado por la caballería enemiga fue arrollado.
El hecho tenía lugar casi sobre nuestras líneas y la protección no podía tardar.
Mientras llegó, los paraguayos arriaron algunas muías, tumbaron algunas carretas y encajaron
otras en el Estero, llenándose el seno de azúcar, de fariña, de galleta y cuanto podían cargar.
Yo veía desde el gran mangrullo del Paso Canoa con el telescopio lo que pasaba.
Los que hacían el botín era la infantería; los que les guardaban las espaldas era la caballería.
Llega la protección de Tuyutí y la escena cambia; los paraguayos solo tratan de huir.
Trescientos infantes y otros tantos jinetes no podían resistir al empuje de tres regimientos
magníficamente montados y a dos batallones que le hicieron un fuego mortífero de flanco.
Tuvieron pues que abandonar su presa, dejando el campo sembrado de cadáveres, hasta ayer
se han enterrado 113 [1]
…trece prisioneros entre ellos dos [2]
…dos y una multitud de caballos [3]
Creo que nuestras pérdidas no pasan de cuarenta muías, de un par de carretas que pudieron
introducir a la trinchera y de un oficial brasileño herido, dos individuos de tropa muertos y 11
heridos.
Y si no se revindicó el convoy entero, con todo cuanto traía fue, para qué callarlo, porque las
fuerzas correntinas que salieron a protegerlo lo saquearon vergonzosamente siendo víctima de
este escándalo, entre otros, un mayor Quiros, sobre quien hicieron fuego sus mismos soldados
tan ebrios como él- Cosas nuestras!
Esto es en sustancia lo que ha pasado.
López puede mandar todos los días a tomar convoyes de ese modo.
Al día siguiente de este episodio tuvimos dos pasados. Sus informes lo mismo que los de los
prisioneros no agregan nada a lo que ya sabemos
El día de hoy ha sido fecundo y el ejército aliado y todos los que están interesados en su gloria
y en que esta costosa y sangrienta guerra termine están de parabienes.
Desde el amanecer ha tronado el cañón.
Se ha peleado en la izquierda con éxito completo, arrollando nuestra caballería la del enemigo,
que fue perseguido hasta cerca de sus trincheras, a pesar del fuego de sus cañones muy mal
dirigidos esta vez.
El Regimiento San Martin y el 3 de caballería han sido los de la sableada. Y como sucedo
siempre con esta arma cuando arrolla, nuestras pérdidas han sido un hombre muerto y dos
heridos, mientras que los paraguayos han dejado en el campo veinte cadáveres y dos
prisioneros en nuestro poder, llevando muchos heridos.
En el centro el cañón de las líneas atrincheradas nos ha saludado de intervalo en intervalo,
alcanzando sus bombas hasta el cuartel general que parece ser su punto de mira.
No hemos sufrido nada.
En la derecha hubo una alarma a las dos de la tarde, todo el ejército estuvo sobre las armas.
Creyóse que el ejército enemigo nos atacaba. Era alarma brasilera y resultó falsa.
El globo, la pelota grande, como lo llaman los paraguayos llegó ayer por el aire de Tuyutí y hoy
hizo dos ascensiones la primera sin éxito por el humo que había en el campo enemigo; la
segunda no sé aun con qué resultado.
Pero el gran acontecimiento de este día ha sido el pasaje de Curupaytí.
A esta hora diez encorazados, dos chatas y un vaporcito correo se hallan arriba de Curupaytí,
en la vuelta de Humaitá, según se verá en el croquis que para mejor inteligencia acompaño.
El bombardeo comenzó a las 7 y duró hasta las 10.
Los encorazados tardaron una hora en pasar el paso.
Forzado este, los buques de madera y bombarderas ocuparon el lugar de aquellos.
Curupaytí sostuvo el fuego con vigor durante una hora. Después de la primera hora con
lentitud; durante la última solo se oyó uno que otro cañonazo.
Son las nueve de la noche y el General en Jefe acaba de recibir el parte oficial que el Barón de
Porto Alegre ha dirigido al marqués de Caxias acompañándole el del almirante José Ignacio.
Es lacónico. No da detalles aún. Dice textualmente que la primera gran división naval forzó el
paso sin estragos sensibles.
Se han oído a la tarde algunos cañonazos de Humaitá.
Bombas lanzadas por la escuadra han reventado muy cerca de la iglesia, cuyas blancas torres
se destacan en el horizonte por sobre las copas de los árboles que la rodean.
José Ignacio, menos petulante que Tamandaré ha cumplido su palabra. Él le dijo al General en
Jefe que pasaría Curupaytí—y ha pasado- Añadió que si era posible forzar a Humaitá lo
forzaría. Esperemos pues el resultado de los reconocimientos previos que tiene que hacer.
Mientras tanto una división marcha por el Chaco, por si el enemigo intenta resistir siempre en
Curupaytí, lo que hará que cada subida y bajada de un transporte con provisiones o avisos
cueste sacrificios, que de aquel modo se pueden evitar.
La posición del enemigo se hace cada día más crítica. No puede aventurar nada contra Tuyutí.
Su caballería sino está dominada del todo por la nuestra, no puede competir con ella.
Sus líneas se debilitan a medida que se extienden.
Curupaytí no tiene ya importancia estratégica para lo futuro.
Humaitá convertido en hospital tiene que volver a ser el centro de la resistencia del
cuadrilátero, y esto obliga a López a extenuar de fatiga a sus hombres.
Su línea de comunicación está casi interceptada; el día del último reconocimiento el telégrafo
volvió a ser cortado en tres partes sin que se hiciera la menor resistencia.
Aunque los generales no lo quieran, los sucesos van a poder más que ellos y a precipitarse por
la fuerza misma de las cosas.
El ejército está animado del mayor entusiasmo
Su salud es buena y no pasa privaciones.
El General Ossorio está algo enfermo, de una gran erisipela en la pierna izquierda; le asiste con
muy buen éxito el Dr. Molina recomendado per el General en Jefe.
Han estado aquí el comandante de una cañonera inglesa y el secretario de la Legación en esa.
Llegaron de Tuyutí con mucho hambre y almorzaron como dos caballeros deben hacerlo en
tales casos.
Han dormido en el cuartel general brasilero. No quiso el General Mitre que se quedaran con él,
a pesar de que ellos lo deseaban, porque el cuartel general argentino no es la gloria; a cada
rato estallan bombas sobre él.
Muchas versiones hay sobre la venida del Secretario inglés; pero me inclino a creer que
ninguna es la verdadera y por eso callo y termino aquí, muy cansado por otra parte de la
postura en que he estado. Mi dorso y mis piernas han descrito durante dos horas un ángulo de
90 grados.
Son las 12 de la noche. Solo se oye el ronquido de la tropa, el grito de los chajaes y las
palmadas de los centinelas.
Tourlourou.
[1] Faltante en el original.
[2] Faltante en el original.
[3] Faltante en el original.
TEATRO DE LA GUERRA
–
OTROS DETALLES
–
Una historia.
–
Veinte y cuatro horas después de lo que debiera ser recibimos las interesantes
correspondencias que damos en seguida.
Lo participamos a nuestros amigos para que as manden directamente.
Campamento Tuyu-Cué.
Agosto 15 de 1867.
(CORRESPONDENCIA DE “LA TRIBUNA”)
Si mal no recuerdo creo que en mi última ofrecí una historia. Es el caso que en la sableada del
8, entre varios objetos tomados al enemigo, cayó prisionero el Coronel Susini, o mejor dicho su
vera imagen. ¿Qué hacía su fotografía sacada recientemente en Buenos Aires por Loudet en las
filas de López? El hecho no era como para despertar sospechas. Todo puede ponerse en duda,
excepto la lealtad del Coronel. Pero donde no cabe la sospecha, cabe la curiosidad. Presentado
pues su retrato al Jefe de E. M. guardólo este. Haber llamado al Coronel para interrogarlo
sobre su presencia en campo enemigo habría sido ofender su legitima susceptibilidad. Hay
misterios que deben descubrirse por el curso natural de las cosas. Este retrato podía haber
sido robado, comprado por un apasionado del Coronel, llevado por un desertor, en suma,
podía haber ubicado en las avanzadas de López como se quiera. Pero lo que más novelesco
hacía su encuentro, era el rótulo de puño y letra del Coronel que se leía en sus espaldas, y
cuando digo sus, digo bien, porque el dorso del retrato eran las espaldas de aquel. Decía así: El
Coronel Susini, recuerdo de simpatía. De simpatía hacia quien, he ahí el problema que se aclaró
en dos palabras, estando el Coronel de visita en el E. M., con gran sorpresa suya y de los
circunstantes, que han referido el diálogo siguiente:
¿Conoce usted este retrato, dijo el jefe de E. M. al mismo tiempo que le presentaba su efigie al
Coronel?
—¿Este retrato? ¿Pero cómo está aquí?
—Ha sido tomado en el equipaje de un oficial enemigo de los derrotados el 8 en el Rio Hondo
—No puede ser. Yo lo he regalado a bordo viniendo de Buenos Aires, a un caballero alemán,
de mi talla, más delgado, rubio, calvo, con anteojos y bigote retorcido, que me dijo ser médico,
que se embarcó en el Rosario, se quedó en Corrientes, no hace veinte días, y que, según sus
informes, venia del Pacifico, que había estado en San Juan, Mendoza y San Luis y se daba los
aires de amigo de Paunero, de Arredondo, de Martínez de Hoz, a quienes indudablemente
conecta.
—Pues no hay más sino que ha sido tomado en campo enemigo.
—Y, qué cree ud. ¿Qué creen ustedes señores?
—¿Qué creo yo?, ¿qué creemos nosotros? Que es un agente de López que se la ha pegado a
usted
— Y no hay más y eso era. Conjeturando después se ha sacado en limpio, que el hombre de los
anteojos era el ayudante del mayor Hausen, detenido en Río de Janeiro, detenido en Buenos
Aires por sospechas de que se dirigía al Paraguay en calidad de General, y que al fin se
embarcó en este último puesto con destino al Pacifico bajo fianza del Cónsul Prusiano.
Vése pues que López no debe estar tan a oscuras de lo que pasa en el resto del mundo, a pesar
de su estricta clausura, cuando sus espías cruzan impunemente nuestros ríos o nuestras líneas
yendo a recibir el precio vil de su bajeza.
Según lo anuncié en mi última, tuvo lugar un segundo movimiento por nuestra derecha,
llegando la columna expedicionaria hasta Pedro González, punto donde se ha establecido,
quedando así ensanchado nuestro dominio militar y casi interceptada la línea de comunicación
del enemigo.
En esta operación los paraguayos apenas se hicieron ver, huyendo siempre sus partidas.
El mayor Ascona, comandante de un escuadrón correntino, persiguió a una de ellas matando al
oficial que la capitaneaba, cuya espada remitió.
Al día siguiente de este suceso tuvimos un pasado, que fue el primero, desde que cruzamos a
este lado. Pertenecía a una de las partidas de observación que huyeron.
Sus declaraciones mutatis mutandi, son semejantes a las anteriores.
Dias pasados, el enemigo que se había emboscado durante la noche atacó un gran convoy que
venía de Tuyutí.
Como este suceso ha sido referido aquí mismo de varios modos y es más que probable que lo
que llegué ahí sea la versión menos favorable a nuestras armas, voy a decir la verdad de lo
ocurrido.
La emboscada había sido puesta entre el naranjal y el reducto que en Tuyutí ocupaba el 12 de
línea, y el convoy en lugar de dirigirse por el camino que costea el Estero Bellaco se dirigía por
el que pasa a la vista de las avanzadas enemigas.
Los paraguayos lo asaltaron de improviso sin disparar un tiro. El primer movimiento fue huir,
abandonando los picadores sus carretas, los arrieros las arrias, los vivanderos sus carros.
Un escuadrón de lanceros brasileros, que era toda la custodia, como si un convoy debiera ser
custodiado por lanceros, cargado por la caballería enemiga fue arrollado.
El hecho tenía lugar casi sobre nuestras líneas y la protección no podía tardar.
Mientras llegó, los paraguayos arriaron algunas muías, tumbaron algunas carretas y encajaron
otras en el Estero, llenándose el seno de azúcar, de fariña, de galleta y cuanto podían cargar.
Yo veía desde el gran mangrullo del Paso Canoa con el telescopio lo que pasaba.
Los que hacían el botín era la infantería; los que les guardaban las espaldas era la caballería.
Llega la protección de Tuyutí y la escena cambia; los paraguayos solo tratan de huir.
Trescientos infantes y otros tantos jinetes no podían resistir al empuje de tres regimientos
magníficamente montados y a dos batallones que le hicieron un fuego mortífero de flanco.
Tuvieron pues que abandonar su presa, dejando el campo sembrado de cadáveres, hasta ayer
se han enterrado 113 [1]
…trece prisioneros entre ellos dos [2]
…dos y una multitud de caballos [3]
Creo que nuestras pérdidas no pasan de cuarenta muías, de un par de carretas que pudieron
introducir a la trinchera y de un oficial brasileño herido, dos individuos de tropa muertos y 11
heridos.
Y si no se revindicó el convoy entero, con todo cuanto traía fue, para qué callarlo, porque las
fuerzas correntinas que salieron a protegerlo lo saquearon vergonzosamente siendo víctima de
este escándalo, entre otros, un mayor Quiros, sobre quien hicieron fuego sus mismos soldados
tan ebrios como él- Cosas nuestras!
Esto es en sustancia lo que ha pasado.
López puede mandar todos los días a tomar convoyes de ese modo.
Al día siguiente de este episodio tuvimos dos pasados. Sus informes lo mismo que los de los
prisioneros no agregan nada a lo que ya sabemos
El día de hoy ha sido fecundo y el ejército aliado y todos los que están interesados en su gloria
y en que esta costosa y sangrienta guerra termine están de parabienes.
Desde el amanecer ha tronado el cañón.
Se ha peleado en la izquierda con éxito completo, arrollando nuestra caballería la del enemigo,
que fue perseguido hasta cerca de sus trincheras, a pesar del fuego de sus cañones muy mal
dirigidos esta vez.
El Regimiento San Martin y el 3 de caballería han sido los de la sableada. Y como sucedo
siempre con esta arma cuando arrolla, nuestras pérdidas han sido un hombre muerto y dos
heridos, mientras que los paraguayos han dejado en el campo veinte cadáveres y dos
prisioneros en nuestro poder, llevando muchos heridos.
En el centro el cañón de las líneas atrincheradas nos ha saludado de intervalo en intervalo,
alcanzando sus bombas hasta el cuartel general que parece ser su punto de mira.
No hemos sufrido nada.
En la derecha hubo una alarma a las dos de la tarde, todo el ejército estuvo sobre las armas.
Creyóse que el ejército enemigo nos atacaba. Era alarma brasilera y resultó falsa.
El globo, la pelota grande, como lo llaman los paraguayos llegó ayer por el aire de Tuyutí y hoy
hizo dos ascensiones la primera sin éxito por el humo que había en el campo enemigo; la
segunda no sé aun con qué resultado.
Pero el gran acontecimiento de este día ha sido el pasaje de Curupaytí.
A esta hora diez encorazados, dos chatas y un vaporcito correo se hallan arriba de Curupaytí,
en la vuelta de Humaitá, según se verá en el croquis que para mejor inteligencia acompaño.
El bombardeo comenzó a las 7 y duró hasta las 10.
Los encorazados tardaron una hora en pasar el paso.
Forzado este, los buques de madera y bombarderas ocuparon el lugar de aquellos.
Curupaytí sostuvo el fuego con vigor durante una hora. Después de la primera hora con
lentitud; durante la última solo se oyó uno que otro cañonazo.
Son las nueve de la noche y el General en Jefe acaba de recibir el parte oficial que el Barón de
Porto Alegre ha dirigido al marqués de Caxias acompañándole el del almirante José Ignacio.
Es lacónico. No da detalles aún. Dice textualmente que la primera gran división naval forzó el
paso sin estragos sensibles.
Se han oído a la tarde algunos cañonazos de Humaitá.
Bombas lanzadas por la escuadra han reventado muy cerca de la iglesia, cuyas blancas torres
se destacan en el horizonte por sobre las copas de los árboles que la rodean.
José Ignacio, menos petulante que Tamandaré ha cumplido su palabra. Él le dijo al General en
Jefe que pasaría Curupaytí—y ha pasado- Añadió que si era posible forzar a Humaitá lo
forzaría. Esperemos pues el resultado de los reconocimientos previos que tiene que hacer.
Mientras tanto una división marcha por el Chaco, por si el enemigo intenta resistir siempre en
Curupaytí, lo que hará que cada subida y bajada de un transporte con provisiones o avisos
cueste sacrificios, que de aquel modo se pueden evitar.
La posición del enemigo se hace cada día más crítica. No puede aventurar nada contra Tuyutí.
Su caballería sino está dominada del todo por la nuestra, no puede competir con ella.
Sus líneas se debilitan a medida que se extienden.
Curupaytí no tiene ya importancia estratégica para lo futuro.
Humaitá convertido en hospital tiene que volver a ser el centro de la resistencia del
cuadrilátero, y esto obliga a López a extenuar de fatiga a sus hombres.
Su línea de comunicación está casi interceptada; el día del último reconocimiento el telégrafo
volvió a ser cortado en tres partes sin que se hiciera la menor resistencia.
Aunque los generales no lo quieran, los sucesos van a poder más que ellos y a precipitarse por
la fuerza misma de las cosas.
El ejército está animado del mayor entusiasmo
Su salud es buena y no pasa privaciones.
El General Ossorio está algo enfermo, de una gran erisipela en la pierna izquierda; le asiste con
muy buen éxito el Dr. Molina recomendado per el General en Jefe.
Han estado aquí el comandante de una cañonera inglesa y el secretario de la Legación en esa.
Llegaron de Tuyutí con mucho hambre y almorzaron como dos caballeros deben hacerlo en
tales casos.
Han dormido en el cuartel general brasilero. No quiso el General Mitre que se quedaran con él,
a pesar de que ellos lo deseaban, porque el cuartel general argentino no es la gloria; a cada
rato estallan bombas sobre él.
Muchas versiones hay sobre la venida del Secretario inglés; pero me inclino a creer que
ninguna es la verdadera y por eso callo y termino aquí, muy cansado por otra parte de la
postura en que he estado. Mi dorso y mis piernas han descrito durante dos horas un ángulo de
90 grados.
Son las 12 de la noche. Solo se oye el ronquido de la tropa, el grito de los chajaes y las
palmadas de los centinelas.
Tourlourou.
[1] Faltante en el original.
[2] Faltante en el original.
[3] Faltante en el original.
Fecha válida
1867-08-21
