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"Teatro de la guerra. (De nuestros corresponsales)"

Item

Código de referencia

AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº000

Fechas

19-09-1866

Título/Asunto

"Teatro de la guerra. (De nuestros corresponsales)"

Nombre de publicación/Lugar

La Tribuna - Buenos Aires

Alcance y Contenido

Artículo publicado el 19 de septiembre de 1866 en La Tribuna, p. 2, 3ra columna. Carta firmada por Falstaff (seudónimo). La fecha de la carta corresponde al 14 de septiembre de 1866. Entrevista en Yataytí Corá entre Mitre y López, quien solicita la paz. Cronología de los hechos previos. Administración de la primicia periodística. Referencias a Mansilla en tercera persona. Textuales y trascendidos de la reunión. Intercambios entre los soldados enemigos mientras tenía lugar la reunión. Última hora: ultimatum de Mitre a López sobre la consolidación de la paz.

Idioma

Español

Firma /Seudónimo

Falstaff (Seudónimo atribuido a Lucio V. Mansilla/Héctor Varela)

Nivel de descripción

UD Simple

Volumen y Soporte

1 ejemplar - Digital

Tipología documental

Artículo

Nombre del creador

PIP Mansilla

Nota de investigación

Existencia y localización de originales

Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"

Transcripción

Entrevista entre Mitre y López en Yataytí Corá. Vívidos detalles. La situación política en Corrientes.
Corrientes, 14 de septiembre de 1866.
Me cabe esta vez el placer de dar a ustedes un gran notición, y lo llamo grande porque comprendo que en estos momentos en que esperaban ustedes la noticia de una sangrienta batalla, se quedarán estupefactos al ver que les hablo de paz.
Sí, mi amigo. Para no tenerlos en ansiedad les diré que López solicita la paz; que con asombro del ejército aliado, aquel ha tenido una conferencia de cinco horas con el presidente Mitre, a la que asistió más tarde el general Flores.
Como la cosa es tremenda, mando esta carta a Rosario para que de allí se la hagan seguir a ustedes inmediatamente, esperando que La Tribuna tenga una vez más la gloria de ser la primera en comunicar al pueblo tan abultada noticia.
Entraremos en detalles.
Hallándose en el campamento el día 10, a la hora de lista, se anunció un parlamento del enemigo, que avanzaba hacia nuestro campo.
Sea porque no se hallase el oficial de servicio en aquel momento, sea por mala inteligencia, el hecho es que nuestros soldados hicieron fuego sobre el parlamento.
A consecuencia de esto, dicho oficial se halla preso.
Al siguiente día, a las 8 de la mañana, vino de nuevo el parlamento, llenando entonces algunas formalidades que son de práctica en estos casos, y que limitadas el día antes, dieron sin duda lugar al incidente referido.
El coronel Rivas mandó recibir el parlamento.
Le hizo hacer alto, y en seguida se trasladó al punto donde se hallaba.

El parlamento entregó al coronel Rivas un pliegosellado con la- cre negro, lo que explicabanalgunosdiciendo que el 10 era elani- versario deLópez I.
El pliego voló en el acto a manos del Presidente. Ya comprenderán ustedes la especie de ansiedad loca que este hecho produjo en el campamento.
Al abrir la misma el general Mitre, no faltó quien pispiara de rabo de ojo que sólo contenía dos líneas.
¿Qué dicen? ¿Qué contenía ese misterioso papel?
Aquí las dudas, aquí la ansiedad, aquí la desesperación de algunos.
Inmediatamente el general Mitre hizo llamar a los generales Flo- res y Polidoro. Hubo una conferencia, en la que se acordó contestar a López.
Como era natural, mientras esto sucedía en la carpa oficial, una multitud de curiosos en cuyo número, ya supondrán ustedes, que me contaba yo, fueron a conversar con el parlamento.
Era un joven de figura simpática, rubio y de ojos azules.
Se llama Francisco Martínez, capitán y ayudante del mariscal Solano. Venía bien vestido. El hombre no parecía muy curioso, pero no parecía tanta su indiferencia cuando preguntó con instancia si el general Flores estaba todavía en el ejército, llegando su curiosidad hasta informarse por la salud del caudillo oriental.
El parlamentario Martínez nos hizo saber que el valiente Villalón había muerto quince días después de haber caído prisionero en poder de los paraguayos, a pesar de haberlo tratado perfectamente, según dijo ser la costumbre de sus compatriotas.
El comandante Desiderio Sosa tuvo también noticias de su desgraciada esposa: quiso dar al parlamentario un retrato para ella, pero este no se atrevió a hacerse cargo de la comisión.
Los jefes paraguayos que tenemos en el ejército pasaron también a charlar con el parlamentario; fue con ellos bastante lacónico respondiendo a lo que le preguntaron y aun tratándoles con algún desdén.
Dos horas después de los hechos que estoy refiriendo, nuestro digno general Mitre mandó llamar al oficial paraguayo a su presencia, y le entregó un pliego para el señor mariscal Solano López. En su tránsito hasta la carpa, el parlamentario casi no podía caminar, tal era la gente que lo rodeaba, y principalmente mujeres.
Todo ese día vivimos en la mayor impaciencia; pues como era natural, nadie sabía jota de lo que decía el pliego de López.
El ejército argentino, que como había anunciado a ustedes privadamente en mi última, debía embarcarse a las 5.30 de la tarde de ese mismo día, se hallaba todo formado con el general en jefe a la cabeza impartiendo órdenes, cuando de las avanzadas se anunció que el parlamento volvía de nuevo, trayendo otro pliego que se entregó al general Mitre.
Este contestó verbalmente, y siguió recorriendo la línea de sus soldados.
Con las idas y venidas, la curiosidad crecía de punto, y nuestros valientes, que en aquel instante batían marcha, hubieran deseado saber algo antes de dejar su antiguo campamento.
En esa misma noche toda la infantería argentina, con excepción del 12º de línea, que manda nuestro amigo Mansilla, y una brigada brasileña, se dirigió a la margen del río Paraguay por el potrero Piris, donde toda esta fuerza se embarcó y se dirigió a Curuzú, donde se encuentra actualmente, así como el 12º de línea, que se le incorporó ayer.
El coronel Vedia se embarcó por Itapirú, llevando 13 cañones, entre ellos el famoso prusiano que con los del barón de Porto Alegre y los 11 tomados al enemigo forman un total de 41 piezas, que a la sazón tenemos en la batería conquistada.
Si no hay paz, atacaremos Curupaytí, para lo cual contamos en sus inmediaciones con un cuerpo de ejército de 20.000 hombres.
En la mañana del 12, ya no había uno en el ejército que no supiese que en ese día nuestro sangriento enemigo el mariscal López vendría a tener una conferencia con el general en jefe, y que el tirano nos ofrecía la paz.
El personaje no se hizo esperar.
A las 8.30, el vigía anunció que López y su comitiva avanzaba en dirección a nuestro campo.
El general Mitre acompañado del general Hornos, todos sus ayudantes y una escolta de 20 hombres, perfectamente uniformados, salió al encuentro del autor de tanta desgracia y tanta miseria.
Ambas comitivas llevaban insignia de parlamento.
Cuando estaban inmediatos, los dos personajes se separaron de sus acompañantes, avanzaron, se saludaron afectuosamente y se dieron un apretón de manos.
Enseguida, se dirigieron al montecito histórico de esta guerra, Yataytí Corá, donde ha tenido lugar esta célebre conferencia, que duró desde las 8.30 de la mañana hasta las 2.00 de la tarde.
¡Cinco horas de conversación!
Nuestro amigo Mitre llevaba sobre su casaca militar la banda azul y blanca y su tradicional sombrerito de panza de burro.

López tenía de notable un rico poncho de vicuña, con la embocadura bordada de oro. Debajo de ésta se le veía una casaca militar.
Me aseguran que al retirarse cambiaron látigos, tomando López la iniciativa de esta galantería.
Poco después de reunidos, y antes de tener sillas en que sentarse, mesa y papel para escribir, el ayudante Ezpeleta, a nombre del general Mitre, fue a decir a los generales Flores y Polidoro que el mariscal López deseaba saludarlos.
El jefe oriental no se hizo esperar, y vestido de gala, como rara vez se ve en este jefe tan modesto en su vestir, pasó al sitio de la conferencia.
El general Polidoro se resistió a tomar parte en ella, contestando que “desde el momento en que el general en jefe de los ejércitos aliados se hallaba con el general López, el creía inútil su presencia en aquel lugar” .
Después haremos comentarios sobre este incidente; sobre él ya puedo anunciarles que el general Polidoro ha recibido como una farsa el que se le hable de paz.
Vamos ahora a lo que he podido pispiar por los diversos conductos, que creo fidedignos.
El general Mitre ha dicho que López viene con ideas muy humanitarias; que trae deseos de terminar la guerra, que él mira como una calamidad. Añade nuestro general que López no es un hombre tan vulgar como se ha creído generalmente.
Con el general Flores parece que se tirotearon duro.
El paraguayo le dijo al general Flores que temiendo por la independencia de la República Oriental se había lanzado a la guerra contra el Brasil.
El caudillo oriental le contestó: “que esa era una ofensa gratuita que les infería tanto a él como a los nobles compañeros de armas que lo habían acompañado; pues nadie era más celoso que él, ni más interesado en que se respetase la independencia de su patria, lo que podía decir invocando sus antecedentes y sus sacrificios” .
El general Flores hizo entonces cargos a López por la sangre derramada inútilmente en Paysandú, haciendo presente que si él no hubiese halagado con falsas promesas el poder de los blancos, los defensores de la patria no se habrían sacrificado inútilmente.
Añadió el general Flores, que él más que nadie anhelaba la paz, de que tanto necesitaba su propio país; pero que él no firmaría tratado ninguno que no fuese digno y que no llenase cumplidamente los objetos que los aliados habían tenido en vista al empuñar las armas.
Parece que el general Flores habló poco, pero claro.
Como el general Mitre es más reservado, no puedo decirles cuáles fueron sus palabras; pero Flores nos dijo que se condujo con toda la dignidad y altura, propiedad del gran pueblo que gobierna.
Durante la conferencia, sucedió algo parecido a lo que aconteció en la Uruguayana, es decir, que los soldados del ejército aliado y los paraguayos conversaban y se confundían en las líneas avanzadas.
Los paraguayos recibían a nuestros soldados con suma amabilidad. El general les mandó llevar galleta, fariña y charque.
El comandante Elías y el mayor Varela, brasileños, les repartieron algunas libras esterlinas que los paraguayos recibieron con una admiración que revelaba a las claras que no estaban acostumbrados a ver esa clase de alimento.
El general Flores ha quedado al mando del ejército que cubre las trincheras paraguayas, habiendo el general Mitre tomado en persona el mando del otro cuerpo que está en Curuzú .
No conozco nada más activo que el general Flores. En un momento y en mi presencia impartió veintidós órdenes distintas.
Por ahora ha suspendido su viaje, y creo poderles decir que regresará a su patria con la noticia de que la paz se ha hecho, o con la de una gran victoria.
Puedo asegurarles también que si la paz no se hace, rindiéndose López a discreción, las operaciones van a continuar muy luego.
Ayer a las 8.30 de la mañana, el general Mitre fue a Itapirú, quedando en su lugar el general Paunero.
Inmediatamente regresó a Curuzú . Las negociaciones de paz siguen.
Anoche hemos tenido revolución en el pueblo en la ciudad de Corrientes contra el gobernador López. Al amagar el pueblo la policía y el cuartel de la Guardia Nacional, donde se hallaban acuartelados dos compañías de infantería, éstas se declararon por la revolución, vitoreando la libertad.
El gobernador López, con todos los de la policía, huyeron por las Lomas, donde reunieron las fuerzas que les fuese posible.
Alcanzarían estas a cien hombres, a la cabeza de los que se puso un tal Godoy, que a las 8.30 de la mañana de hoy atacó a la plaza siendo completamente derrotado y herido el jefe Godoy en la cara.
Son las 3.30 de la tarde y todo muy tranquilo, como si nada hubiera pasado. No ha habido ninguna desgracia ni desorden.
Les incluyo el boletíndel Nacionalista.
Última hora.
A las 4.00 en punto se ha arreglado la revolución embarcándose el doctor Benítez, su cabeza principal, y todos sus compañeros.
Este arreglo ha sido a consecuencia de haber intervenido varias personas respetables de este pueblo. Es muy probable que en este buque lleguen a esa.
Última hora.
Mitre ha dado un corto plazo a López para que conteste. Si no, ataca en el acto.
La escuadra está fondeada.
Mi próxima ha de ser importante.
Falstaff
19 de septiembre de 1866.

Fecha válida

1866-09-19