"Teatro de la guerra. (De nuestros corresponsales)"
Item
Código de referencia
AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº000
Fechas
12-09-1866
Título/Asunto
"Teatro de la guerra. (De nuestros corresponsales)"
Nombre de publicación/Lugar
La Tribuna - Buenos Aires
Alcance y Contenido
Artículo publicado el 12 de septiembre de 1866 en La Tribuna, p. 2, 2da columna. Sección: “Teatro de la guerra”. Carta firmada por Falstaff (seudónimo). La fecha de la carta corresponde al 7 de septiembre de 1866. Inacción y suspensión de hostilidades. Críticas a Tamandaré por su palabra de poco fiar. Explosión de una mina por parte del ejército paraguayo con víctimas en ambos bandos.
Idioma
Español
Firma /Seudónimo
Falstaff (Seudónimo atribuido a Lucio V. Mansilla/Héctor Varela)
Nivel de descripción
UD Simple
Volumen y Soporte
1 ejemplar - Digital
Tipología documental
Artículo
Nombre del creador
PIP Mansilla
Nota de investigación
Existencia y localización de originales
Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"
Transcripción
Agitación en el campamento por la repentina suspensión de las hostilidades. Críticas a Tamandaré. Los aliados arden en deseos de entrar en pelea. La explosión de una mina pro- vocó heridas a 20 brasileños.
Corrientes 7 de septiembre de 1866.
5 de la tarde.
Hace tres horas escribí a ustedes mis queridos amigos, por el vapor Guaraní .
Como ninguno de estos vapores es dueño de sí mismo en el río, es decir, como pueden varar a cada momento, les adjunto el duplicado de una carta.
Desde que las entregué hasta ahora, y en las tres horas que han pasado, nada, nada absolutamente nada notable ha ocurrido a pesar de hacer media hora que ha venido del Paso otro vapor.
En él viene de pasaje el comandante D … encargado por el jefe de Estado Mayor de llevar algunos objetos del parque, y por él he sabido la especie de agitación que reina en el campamento con motivo de la repentina, e inesperada suspensión de las hostilidades.
El hecho positivo es, que el día 1, a la madrugada, debió iniciarse el ataque general sobre las posiciones enemigas, ataque que estaba combinado, habiéndose en la víspera dado las órdenes a los distintos cuerpos del ejército para que cada cual avanzase por los puntos señalados en el plan de operaciones.
Cuando todos en el ejército se felicitaban de ver llegar el anhelado momento de chocarse resueltamente con el enemigo, he aquí que les llega la noticia de que la escuadra se había detenido frente a Curuzú, al mismo tiempo que se sabe que en vez del ataque general, la operación de ese día se limitara a un reconocimiento general.
Estos dos hechos son el tema de todos los comentarios en el ejército, como indudablemente lo serán en ese.
Las operaciones en el río se habían anunciado con gran pompa.
El señor Tamandaré había estado durante infinidad de meses preparando todos los elementos, para empezar las operaciones con éxito, según lo decía a cada momento.
Una vez pronto, ha estado repitiendo a todo el que ha querido oírlo, “que disparado el primer cañonazo sobre un fuerte paraguayo no se detendría hasta haber reducido a silencio los cañones de Humaitá” .
Verdad es, que las promesas del señor vizconde, poca o ninguna fe debían inspirar después delas infinitas veces que lashabíaburla- do; pero como ahora él ya no invocaba pretexto alguno, como todos le culpaban de la inacción matadora en que vegetaban los aliados, como se conocían las órdenes terminantes, venidas delacorte para acelerar las operaciones, como se sabe que este era uno de los principales motivos de la venida del señor Octaviano, se llegó a creer que, efectivamente, iniciadas las operaciones no se suspenderían, sino en presencia de uno de esos contrastes que hiciesen, a más de peligrosa, materialmente imposible su continuación.
¿Han sobrevenido esos obstáculos?
¿Ha presentado el enemigo mayores medios o elementos de resistencia que los que ya se conocían?
¿Se han debilitado repentinamente, los muy poderosos que tiene a su disposición el ejército aliado?
Mentirá, el que se lospueda decir o escribir a ustedes.
El espíritu de los soldados de tierra es admirable. Argentinos, brasileños y orientales arden en el noble deseo de lanzarse a la pelea.
En la escuadra, igual entusiasmo, el mismo anhelo, una ambición idéntica en todos los jefes, oficiales y tripulaciones.
En cuanto al enemigo, tampoco hay novedad ninguna. Los medios de defensa que hoy tiene, son los mismos que se le conocen hace tiempo.
¿Cuál es, entonces, la causa real y verdadera de la nueva inacción en que se cae de repente, al día siguiente de obtener una victoria positiva, aunque sangrienta?
Los datos que acaba de transmitirme el mayor D … cuyallegadales anuncio más arriba, me autorizan a entrar en ciertas apreciaciones poco favorables a dos altos personajes, prefiero silenciarlas, por hoy.
El coronel Pinedo me ha facilitado carta llegada del ejército hace un instante, que contiene algunos detalles que no iban en la que mandé esta mañana, y que, a falta de grandes novedades no dejará de satisfacer en parte, la impaciente curiosidad de ese pueblo.
Se calculan en 4.000 hombres los que defendían la batería encubierta de Curuzú, y en mil y tantos los que perdieron en ese ataque los paraguayos.
Antes de retirarse hicieron volar una mina, que costó la vida a veinte brasileños, y el mayor número de ellos mismos.
Cuando tuvo lugar la explosión, la saludaron con una gritería salvaje.
Sigue la misma duda respecto al modo como se sumergió el acorazado Río de Janeiro, aun cuando ahora empieza a ganar terreno la versión de que, fue una explosión a bordo, la que causó ese deplorable incidente, y no un torpedo como al principio se suponía.
Ha contribuido a que se generalice esta opinión el modo dudoso con que según carta del general Gelly a una persona de esta, dió cuenta del hecho el mismo señor Tamandaré .
He dicho antes, que hasta que yo no esté al cabo de la verdad de lo ocurrido, no leafirmaré nada en un sentido absoluto.
La carta que tengo a la vista y que, como dije antes, me acaba de facilitar el capitán del puerto de ésta, le dice: “que las operaciones van a continuar mañana después que el general Mitre regrese esta noche, de la conferencia con Tamandaré, Porto Alegre y Oc- taviano” .
No sé el grado de verdad que esto tenga, si bien me inclino a creer algo, porque Orozimbo acaba de decirme que está preparando a toda prisa 5.000 camas para esperar otros tantos heridos.
¡Desgraciadas peripecias de laguerra! ¡Se esperan los heridos, como se esperan los convidados a un baile!.
Falstaff
12 de septiembre de 1866.
Corrientes 7 de septiembre de 1866.
5 de la tarde.
Hace tres horas escribí a ustedes mis queridos amigos, por el vapor Guaraní .
Como ninguno de estos vapores es dueño de sí mismo en el río, es decir, como pueden varar a cada momento, les adjunto el duplicado de una carta.
Desde que las entregué hasta ahora, y en las tres horas que han pasado, nada, nada absolutamente nada notable ha ocurrido a pesar de hacer media hora que ha venido del Paso otro vapor.
En él viene de pasaje el comandante D … encargado por el jefe de Estado Mayor de llevar algunos objetos del parque, y por él he sabido la especie de agitación que reina en el campamento con motivo de la repentina, e inesperada suspensión de las hostilidades.
El hecho positivo es, que el día 1, a la madrugada, debió iniciarse el ataque general sobre las posiciones enemigas, ataque que estaba combinado, habiéndose en la víspera dado las órdenes a los distintos cuerpos del ejército para que cada cual avanzase por los puntos señalados en el plan de operaciones.
Cuando todos en el ejército se felicitaban de ver llegar el anhelado momento de chocarse resueltamente con el enemigo, he aquí que les llega la noticia de que la escuadra se había detenido frente a Curuzú, al mismo tiempo que se sabe que en vez del ataque general, la operación de ese día se limitara a un reconocimiento general.
Estos dos hechos son el tema de todos los comentarios en el ejército, como indudablemente lo serán en ese.
Las operaciones en el río se habían anunciado con gran pompa.
El señor Tamandaré había estado durante infinidad de meses preparando todos los elementos, para empezar las operaciones con éxito, según lo decía a cada momento.
Una vez pronto, ha estado repitiendo a todo el que ha querido oírlo, “que disparado el primer cañonazo sobre un fuerte paraguayo no se detendría hasta haber reducido a silencio los cañones de Humaitá” .
Verdad es, que las promesas del señor vizconde, poca o ninguna fe debían inspirar después delas infinitas veces que lashabíaburla- do; pero como ahora él ya no invocaba pretexto alguno, como todos le culpaban de la inacción matadora en que vegetaban los aliados, como se conocían las órdenes terminantes, venidas delacorte para acelerar las operaciones, como se sabe que este era uno de los principales motivos de la venida del señor Octaviano, se llegó a creer que, efectivamente, iniciadas las operaciones no se suspenderían, sino en presencia de uno de esos contrastes que hiciesen, a más de peligrosa, materialmente imposible su continuación.
¿Han sobrevenido esos obstáculos?
¿Ha presentado el enemigo mayores medios o elementos de resistencia que los que ya se conocían?
¿Se han debilitado repentinamente, los muy poderosos que tiene a su disposición el ejército aliado?
Mentirá, el que se lospueda decir o escribir a ustedes.
El espíritu de los soldados de tierra es admirable. Argentinos, brasileños y orientales arden en el noble deseo de lanzarse a la pelea.
En la escuadra, igual entusiasmo, el mismo anhelo, una ambición idéntica en todos los jefes, oficiales y tripulaciones.
En cuanto al enemigo, tampoco hay novedad ninguna. Los medios de defensa que hoy tiene, son los mismos que se le conocen hace tiempo.
¿Cuál es, entonces, la causa real y verdadera de la nueva inacción en que se cae de repente, al día siguiente de obtener una victoria positiva, aunque sangrienta?
Los datos que acaba de transmitirme el mayor D … cuyallegadales anuncio más arriba, me autorizan a entrar en ciertas apreciaciones poco favorables a dos altos personajes, prefiero silenciarlas, por hoy.
El coronel Pinedo me ha facilitado carta llegada del ejército hace un instante, que contiene algunos detalles que no iban en la que mandé esta mañana, y que, a falta de grandes novedades no dejará de satisfacer en parte, la impaciente curiosidad de ese pueblo.
Se calculan en 4.000 hombres los que defendían la batería encubierta de Curuzú, y en mil y tantos los que perdieron en ese ataque los paraguayos.
Antes de retirarse hicieron volar una mina, que costó la vida a veinte brasileños, y el mayor número de ellos mismos.
Cuando tuvo lugar la explosión, la saludaron con una gritería salvaje.
Sigue la misma duda respecto al modo como se sumergió el acorazado Río de Janeiro, aun cuando ahora empieza a ganar terreno la versión de que, fue una explosión a bordo, la que causó ese deplorable incidente, y no un torpedo como al principio se suponía.
Ha contribuido a que se generalice esta opinión el modo dudoso con que según carta del general Gelly a una persona de esta, dió cuenta del hecho el mismo señor Tamandaré .
He dicho antes, que hasta que yo no esté al cabo de la verdad de lo ocurrido, no leafirmaré nada en un sentido absoluto.
La carta que tengo a la vista y que, como dije antes, me acaba de facilitar el capitán del puerto de ésta, le dice: “que las operaciones van a continuar mañana después que el general Mitre regrese esta noche, de la conferencia con Tamandaré, Porto Alegre y Oc- taviano” .
No sé el grado de verdad que esto tenga, si bien me inclino a creer algo, porque Orozimbo acaba de decirme que está preparando a toda prisa 5.000 camas para esperar otros tantos heridos.
¡Desgraciadas peripecias de laguerra! ¡Se esperan los heridos, como se esperan los convidados a un baile!.
Falstaff
12 de septiembre de 1866.
Fecha válida
1866-09-12
