"Teatro de la guerra. De nuestros corresponsales"
Item
Código de referencia
AR-BN-PIP-CLVM-PRE-lt-Nº0420
Fechas
15-08-1865
Título/Asunto
"Teatro de la guerra. De nuestros corresponsales"
Nombre de publicación/Lugar
La Tribuna - Buenos Aires
Alcance y Contenido
Artículo publicado en La Tribuna. Sección: Teatro de la guerra. Noticias del Uruguay”; pág. 2, 1era columna. Fechado: 13 de agosto de 1865. A pesar de informar demoras en el plan de acción trazado, declara tener fe en las tropas argentinas y vaticina un triunfo completo en el conflicto bélico. Repasa las últimas noticias recibidas por Mitre. Un incidente peculiar en el campamento casi le cuesta la vida al general Flores.
Idioma
Español
Firma /Seudónimo
Falstaff (Seudónimo atribuido a Lucio V. Mansilla)
Nivel de descripción
UD Simple
Volumen y Soporte
1 ejemplar - Digital
Tipología documental
Artículo
Nombre del creador
PIP Mansilla
Nota de investigación
Existencia y localización de originales
Original en poder de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"
Transcripción
Concordia, Agosto 13 de 1865.
Queridos amigos:
No sé quien ha dicho, que son largas las horas del deseo.
Yo agregaría, que son insoportables las horas de la impaciencia.
Dos días más, y nada decisivo!
Dos días más, y la gran noticia no ha llegado!
Dos días más, y otro vapor sale sin ir a satisfacer la ansiedad de esos miles de curiosos que ya me parece ver en el muelle, espiando hasta los últimos movimientos y la fisonomía de los que vienen en la fábula después de la visita!
Pero, cómo ha de ser?
Es preciso armarnos de paciencia y esperar.
El _Tevere_ no les lleva la noticia de una batalla; pero no deja de llevarles _algo_.
Por hoy, mis noticias tienen un carácter oficial:
Antenoche el Presidente recibió un chasque del General Flores.
Traía comunicaciones hasta el 9, fechadas del otro lado del Miriñay.
En ella le dice que al siguiente día debía incorporársele al General Paunero, de quien sólo lo separaba una pequeña distancia, marchando ambos en dirección al _Paso de los Libres_, donde se hallaba el enemigo.
Entra ahora la duda: ¿esperará el enemigo?
¿Aceptará una batalla?
Queriendo ¿podrá evitarla?
Confieso, amigos queridos, que yo no sé que pensar sobre esto, faltándome como me falta, un conocimiento exacto del terreno y d ellos medios de movilidad de que disponen los bárbaros.
Lo que sí le diré es, que tengo tanta confianza en nuestras tropas, y que me parece que ha de ser tan completo el triunfo, que llego a a temer que mis esperanzas se defrauden, viendo escaparse al enemigo.
En tal caso, el golpe demoraría el tiempo necesario para que el General Flores los alcanzase, y en estas materias, ustedes ya saben lo que el hombre hace.
Del Gobernador Lagraña y del General Cáceres, también ha recibido comunicaciones el Presidente.
Ambos dicen que el enemigo se hallaba todavía en Bella Vista, donde han hecho cosas de esas que no pueden narrarse sin que la sangre hiele de espanto.
Hasta el 06 no había avanzado; pero se esperaba por momentos que avanzase sobre _Santa Lucía y Goya_.
Las poblaciones de estos dos puntos huyen despavoridas, conociendo lo que han hecho en Bella Vista.
Un nuevo triunfo ha favorecido a los valientes de vanguardia.
El general Madariaga oficia al Presidente con fecha 7 y 9 desde_ San Joaquín_.
En su última carta le da cuenta de un choque tenido entre el bravo coronel Reguera, y algunos escuadrones de caballería paraguaya.
El éxito del choque, fue completo.
Reguera arrolló completamente al enemigo, le mató veinte hombres, incluso un oficial, y lo llevó hasta una legua del pueblo del _Paso de los Libres_.
La victoria fue muy festejada en el campamento del general Madariaga, que la anunció a sus compañeros en una orden del día, que no tengo tiempo de mandarles.
Ahí se las darán.
Goyo Suarez y Bustamante, se incorporaron el 8 al General Flores.
Han hecho marchas sorprendentes.
En el campamento de esos valientes hubo un momento de aflicción, causado por un incidente casual, el General Flores casi pierde la vida.
He aquí como aconteció la cosa.
En el momento en que éste se ocupaba en unir unos bueyes a la carreta, llegó el General de particular, y le dio orden de desunir los bueyes.
El soldado alegó que él tenía orden de su jefe, y que para nada lo conocía.
Entonces el General lo atropelló, y le amagó con el rebenque o látigo.
El soldado sacó entonces una pistola, la martilló e iba a descargarla ya sobre el general, cuando un Ayudante descargó sobre él un hachazo que le separó la muñeca evitando el tiro.
El soldado está preso, y declara que no podía ni siquiera suponerse que el General fuera quien era.
No es extraño: el general Flores no usa ningún distintivo militar. Casi siempre anda con su gran chapona.
Adiós amigos.
Casi estaba pro despedirme de ustedes hasta que les mande el parte de la batalla y de la victoria; pero por si no lo recibimos mañana, me despido de ustedes hasta mañana.
Queridos amigos:
No sé quien ha dicho, que son largas las horas del deseo.
Yo agregaría, que son insoportables las horas de la impaciencia.
Dos días más, y nada decisivo!
Dos días más, y la gran noticia no ha llegado!
Dos días más, y otro vapor sale sin ir a satisfacer la ansiedad de esos miles de curiosos que ya me parece ver en el muelle, espiando hasta los últimos movimientos y la fisonomía de los que vienen en la fábula después de la visita!
Pero, cómo ha de ser?
Es preciso armarnos de paciencia y esperar.
El _Tevere_ no les lleva la noticia de una batalla; pero no deja de llevarles _algo_.
Por hoy, mis noticias tienen un carácter oficial:
Antenoche el Presidente recibió un chasque del General Flores.
Traía comunicaciones hasta el 9, fechadas del otro lado del Miriñay.
En ella le dice que al siguiente día debía incorporársele al General Paunero, de quien sólo lo separaba una pequeña distancia, marchando ambos en dirección al _Paso de los Libres_, donde se hallaba el enemigo.
Entra ahora la duda: ¿esperará el enemigo?
¿Aceptará una batalla?
Queriendo ¿podrá evitarla?
Confieso, amigos queridos, que yo no sé que pensar sobre esto, faltándome como me falta, un conocimiento exacto del terreno y d ellos medios de movilidad de que disponen los bárbaros.
Lo que sí le diré es, que tengo tanta confianza en nuestras tropas, y que me parece que ha de ser tan completo el triunfo, que llego a a temer que mis esperanzas se defrauden, viendo escaparse al enemigo.
En tal caso, el golpe demoraría el tiempo necesario para que el General Flores los alcanzase, y en estas materias, ustedes ya saben lo que el hombre hace.
Del Gobernador Lagraña y del General Cáceres, también ha recibido comunicaciones el Presidente.
Ambos dicen que el enemigo se hallaba todavía en Bella Vista, donde han hecho cosas de esas que no pueden narrarse sin que la sangre hiele de espanto.
Hasta el 06 no había avanzado; pero se esperaba por momentos que avanzase sobre _Santa Lucía y Goya_.
Las poblaciones de estos dos puntos huyen despavoridas, conociendo lo que han hecho en Bella Vista.
Un nuevo triunfo ha favorecido a los valientes de vanguardia.
El general Madariaga oficia al Presidente con fecha 7 y 9 desde_ San Joaquín_.
En su última carta le da cuenta de un choque tenido entre el bravo coronel Reguera, y algunos escuadrones de caballería paraguaya.
El éxito del choque, fue completo.
Reguera arrolló completamente al enemigo, le mató veinte hombres, incluso un oficial, y lo llevó hasta una legua del pueblo del _Paso de los Libres_.
La victoria fue muy festejada en el campamento del general Madariaga, que la anunció a sus compañeros en una orden del día, que no tengo tiempo de mandarles.
Ahí se las darán.
Goyo Suarez y Bustamante, se incorporaron el 8 al General Flores.
Han hecho marchas sorprendentes.
En el campamento de esos valientes hubo un momento de aflicción, causado por un incidente casual, el General Flores casi pierde la vida.
He aquí como aconteció la cosa.
En el momento en que éste se ocupaba en unir unos bueyes a la carreta, llegó el General de particular, y le dio orden de desunir los bueyes.
El soldado alegó que él tenía orden de su jefe, y que para nada lo conocía.
Entonces el General lo atropelló, y le amagó con el rebenque o látigo.
El soldado sacó entonces una pistola, la martilló e iba a descargarla ya sobre el general, cuando un Ayudante descargó sobre él un hachazo que le separó la muñeca evitando el tiro.
El soldado está preso, y declara que no podía ni siquiera suponerse que el General fuera quien era.
No es extraño: el general Flores no usa ningún distintivo militar. Casi siempre anda con su gran chapona.
Adiós amigos.
Casi estaba pro despedirme de ustedes hasta que les mande el parte de la batalla y de la victoria; pero por si no lo recibimos mañana, me despido de ustedes hasta mañana.
Fecha válida
1865-08-15