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Fígaro

Fundado, dirigido y redactado por Benjamin Posse, hombre fuerte de Miguel Juárez Celman en Buenos Aires en los años 80, Figaro apareció en Buenos Aires en octubre de 1883 como periódico “político, noticioso, comercial”. Según informa Alberto Navarro Viola en su Anuario Bibliográfico, fue un diario matutino, de formato pequeño, que aparecía todos los días. De acuerdo con los registros de la Biblioteca Nacional, se extiende hasta el 22 de abril de 1890.
 
Según informa Hernán Antonio Moyano Dellepiane, Fígaro alcanzó bastante notoriedad y autoridad en poco tiempo: “Contaba con imprenta propia. Su tirada alcanzaba los cinco mil trescientos ejemplares diarios. Tenía suscritores en la ciudad de Buenos Aires, en el interior del país, y en el extranjero. Los diarios rochistas El Diario, El Nacional y El Censor y el órgano irigoyenista El Orden, eran algunos de sus enemigos. Debido a su acentuado anticlericalismo no perdía oportunidad alguna de denostar al matutino católico La Unión. Al igual que Sud-América, apoyaba la candidatura presidencial del doctor don Miguel Juárez Celman, por el Partido Nacional. Federales, irigoyenistas –partidarios de Bernardo de Irigoyen– y rochistas fueron sus adversarios políticos. A la última facción pertenecía el general Lucio V. Mansilla.” (“Jurisprudencia caballeresca provinciana: los duelos en el interior del país”. Revista Cruz de Sur, n. 14, 2015, nota a pie n. 18).
 
En efecto, hasta el 19 de mayo de 1887, en que la redacción de Fígaro celebra que haya “vuelto al partido” y sea ahora “juarista y muy juarista” (en la editorial titulada “El General Mansilla”), Mansilla apareció numerosas veces en el diario (al menos desde abril de 1885, según ejemplares disponibles en la Biblioteca Nacional) como autor de cartas y réplicas (así, la discusión que entabla con Santiago Estrada, bajo el seudónimo “Lucius”) y, la mayor parte de las veces, como personaje público (el general, el periodista, el diputado, el orador) al que se critica, generalmente en forma irónica o burlona, por sus conductas personales y políticas, presentes y pasadas. Así, en esa nota del 19 de mayo Figaro reconoce haber “titeado” al General cuando “se embarcó con Rocha” y le da ahora la bienvenida a quien “siempre fue de la familia”. A partir de 1887, entonces, el lugar de Mansilla en el diario cambia: la redacción le dedicará notas en las que se elogian su admirable discurso y su destacada y comprometida labor en la Cámara de Diputados, y le dará espacio para que se defienda de acusaciones, calumnias o malentendidos. Por el alcance de los conceptos desarrollados en ellas (sobre una cuestión como los extranjeros en el país o sobre Sarmiento), en esta primera fase de la Colección incluimos algunas de estas intervenciones.
Es en este marco que se destaca la publicación de la causerie “Amespil”, el 25 de setiembre de 1888. Fígaro acompaña la publicación con una nota en la que agradece la “desinteresada bondad” con que el “querido amigo el señor Mansilla” concedió al diario el cuento, aún cuando recientemente (en agosto) había iniciado la serie de las causeries en el diario Sud-América. Según la nota editorial, este gesto es señal de que, contrariamente a lo que suponen algunos, Mansilla no se fue al Sud-América enojado con Figaro. Confía además en poder sacarle alguna “otra cosita”, algún otro cuento o artículo escrito con la “elegancia y novedad que da el General a todos sus originales”. En este sentido, resulta significativo también que Mansilla dedique a Benjamín Posse las 3 entregas de “Los siete platos de arroz con leche”, que publicará en Sud-América en estos mismos días, entre el 27 de setiembre y el 11 de octubre de 1888. En la causerie "Contestación a una pregunta", que publica Sud-América el 9 de octubre de 1889, en respuesta a una carta de José Manuel Eizaguirre, que le ruega le obsequie el pequeño Fígaro con una de sus producciones para la edición del lunes, Mansilla dice que se debe incondicionalmente al Sud-América.
 
En 1889, Mansilla le dedicará a Benjamin Posse, a su muerte, una causerie en su homenaje, que publicará en el diario Sud-América el 24 de octubre de 1889. Sandra Contreras.
 

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