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El Plata Industrial y Agrícola

Dirigido por L. M. Massenet, el periódico apareció el 10 de mayo de 1876, con el subtítulo “Órgano de los intereses materiales de Sud-América”. A partir de enero de 1877, fusionándose con la empresa de “Anales de Agricultura”, que dirigió Oldendorff y cuyo último número había salido el mes anterior, el subtítulo pasa a ser “Anales de Agricultura de la República Argentina”. De frecuencia quincenal, a partir del 6 de abril de 1879, según informa el portal de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, el periódico se transforma en un órgano cotidiano, manteniendo dos veces por mes la publicación del formato antiguo de ocho páginas con texto y láminas. Entre las secciones más frecuentes se encuentran: “Económica y Legislativa”, “Obras públicas”, “Agrícola”, “Tecnología industrial”, “Mineralogía” o “Minas y mineros”, “Industrias nacionales”, “Nuevas Invenciones”, “Máquinas y herramientas”, “Procedimientos industriales”, “Estadísticas”.
 
El “Programa” del periódico, anunciado por Massenet en el primer número, incluye: “Asegurar el pronto desarrollo económico de los intereses materiales en toda Sud-América, por la unión de las fuerzas desparramadas; dar a conocer al mismo país y al extranjero, los recursos de que puedan disponer la industria y la agricultura de la República. Abrir al público trabajador, a los hombres de inteligencia y de progreso un centro en que reunirse, una publicación en que puedan hacer conocer sus ideas y trabajos. Presentar las máquinas simples de poco precio, adecuadas a las necesidades del país, de las artes mecánicas, o a las empresas agrícolas. Ser el intermediario gratuito entre el capital y el trabajo.” En el número de abril de 1879, en que pasa a una frecuencia diaria, El Plata Industrial y Agrícola resume su programa como el de “propagar por medio de la descripción y del grabado el conocimiento de los mejores procedimientos industriales, máquinas rurales y animales, tipos de las mejores razas”.
 
La única colaboración de Mansilla en el periódico, que reúne el informe de sus exploraciones en las serranías de Amambay y Maracayú, relevado luego por la Sociedad Geográfica Italiana, y el relato del descubrimiento de la Cascada que luego recoge en Entre-nos. Causeries del jueves, es curioso en dos sentidos. Por un lado, resulta relevante que este informe se haya publicado aquí y no en el Boletín o en los Anales de las sociedades geográficas, que a Mansilla tanto le interesaban y con las que estaba en contacto. Por otro, si los grabados que reproduce el periódico son los de máquinas y herramientas agrícolas e industriales en primer lugar, también los de Exposiciones y los de animales para la cría o la caza, los dos grabados de Mansilla, propios de informes de exploradores geográficos, son únicos dentro del conjunto de imágenes del periódico. También la publicación del relato “La cascada de Amambay” en forma de carta, que luego Mansilla recogería como una de sus “causeries” en sus volúmenes de Entre-nos, es aislada en el formato y estilo de El Plata Industrial y Agrícola. Aunque el periódico no introduzca de un modo diferenciado la publicación de Mansilla, ni la destaque en sus primeras páginas, resulta evidente que se trata de una colaboración especial. Los grabados fueron recuperados por primera vez en el artículo “Lucio V. Mansilla en el Paraguay: un territorio propio” (Confluenze, v. 14, n. 2, 2022) de Sandra Contreras. La versión completa de la publicación, incluido el informe, se recoge por primera vez en esta Colección. Sandra Contreras.
 

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