El Nacional
En el contexto de la creciente expansión de la prensa después de Caseros, cuando los diarios, como señala Hilda Sábato, “se convirtieron en una pieza clave de la vida política” (“La vida pública en Buenos Aires”. Nueva historia argentina. Tomo IV, dirigido por Marta Bonaudo, Sudamericana, 1999), y dentro de los 30 nuevos periódicos aparecidos en el mismo año 1852, entre los que se destaca “Los Debates”, creado y dirigido por Bartolomé Mitre, el 1 de mayo, primer aniversario del Pronunciamiento del General Urquiza, apareció en Buenos Aires “El Nacional”, como continuación del “Diario de la Tarde” y con el subtítulo “Periódico Comercial, Político y Literario. Viva la Confederación Argentina”. Inicialmente dirigido por Dalmacio Vélez Sarsfield, El Nacional mantuvo desde el comienzo una “mordaz y constante prédica opositora” al general Urquiza al tiempo que “abogó por la unión de los porteños más allá de su filiación y errores de ayer” (de Marco, Miguel Angel. Historia del periodismo argentino. Desde los orígenes hasta el Centenario de Mayo. EDUCA, 2006). Más tarde considerado “órgano de la fracción sarmientista”, y a la par que, junto con los diarios que lograron mayor continuidad y circulación, fue ampliando su cobertura más allá del conflicto faccioso e incorporando noticias del exterior, información comercial y cultural, editoriales sobre temas de interés general y folletines (Sábato, ibidem), El Nacional prolongó su existencia durante cuatro décadas, hasta el 28 de agosto de 1893, ocupando un lugar preponderante en el periodismo argentino de la segunda mitad del siglo XIX. Además de Sarmiento y Mitre, colaboraron en sus páginas Vicente F. López, Miguel Cané, Aurelia Vélez Sarsfield, Pedro Echagüe, Luis Murature, Nicolás Avellaneda, Lucas Argañaraz, Belisario Montero (Galván Moreno, Carlos. El periodismo argentino. Editorial Claridad, 1844).
Lucio V. Mansilla colabora en El Nacional cuando el presidente de la nación, su amigo Nicolás Avellaneda, cuenta con el decidido apoyo del diario. Samuel Alberú, director del diario en ese entonces, en 1878 le pide que escriba su “viaje pintoresco al país del oro”, con motivo de su expedición a las Minas de Amambay y Maracayú de 1877-1878, de la que la prensa daba noticias constantemente. En su lugar, Mansilla escribe sus Cartas de Amambay, que el diario publica en la sección “Redacción”, y meses más tarde solicita espacio en la sección “Variedades” para publicar una serie de causeries vinculadas con la expedición, a la que denominamos “serie del oro”, y en la que el presidente Avellaneda ocupa un lugar especial. Hacia 1879, Pantaleón Gómez, desplazado de la Gobernación del Chaco por el nombramiento de Mansilla en su lugar, ingresó al diario como redactor; desde allí dirigirá contra Mansilla sus diatribas en una serie de columnas anónimas tituladas “Ecos de medio siglo. Cosas de Lucio”. Halladas en el periódico recién en el año 2011, la serie completa de las “Cartas del Coronel Mansilla. Minas de Amambay y Maracayú” se dio a conocer como Cartas de Amambay en El excursionista del planeta. Escritos de viaje (Fondo de Cultura Económica, 2012), de Lucio V. Mansilla, con edición y prólogo a cargo de Sandra Contreras. En esta colección las cartas se reproducen a página completa. Fuera de las causeries que integran la serie del oro, cuya publicación original en El Nacional fue establecida parcialmente por Enrique Popolizio en Vida de Lucio V. Mansilla (Ediciones Peuser, 1854) y completada por Sandra Contreras en El excursionista del planeta, en esta Colección se dan a conocer otros artículos publicados por Mansilla en El Nacional durante esos meses. Los “Ecos de Lucio”, atribuidos a Pantaleón Gómez, y otros sueltos o artículos vinculados con la columna, se publican por primera vez en esta Colección, en la sección Materiales Complementarios. Sandra Contreras.